Si bien la nueva nomenclatura de los modelos VW son cuanto menos cuestionables, lo que no deja dudas en cuanto a performance es el motor turbo de tres cilindros, 116 CV y 200 Nm de torque (de ahí el “200 TSI”) que este Nivus lleva en sus entrañas.

Sí, se trata del mismo bloque que hace unos años movilizaba al Up Pepper, pero con algunas modificaciones en los materiales del block, en la tapa de cilindros y en el turbo. Llegó, también, de alguna manera como respuesta a las críticas que recibió el MSI de su hermana T-Cross (que en breve debería trocarlo).

Lo acompaña una caja de seis velocidades automática, con las tradicionales levas (chiquitas y de plástico) de Volkswagen y una opción de manejo secuencial y modo sport ubicada en el selector. Esta caja cumple con un pasaje normal y puede embarullarse si le reclamas mucho en un kick down.

Justamente bajo esa modalidad hicimos las pruebas de rigor del renovado bloque, con el que obtuvimos cifras interesantes. El cero a cien lo realiza en 10,4 segundos (a modo de referencia el Nissan Kicks de 120 CV lo alcanza en 11,7 segundos) mientras que el cuarto de milla en 17,3 segundos y el kilómetro en 31,9. Es un motor de una entrega de par muy buena y con un brío sobresaliente.

En cuanto al motor, no nos gustó la falta de aislante, lo que hace que se sienta el característico (y cada vez más populoso) sonido del tres cilindros trabajando, además, claro, de un detalle poco feliz para quien pone lo que vale este Nivus.

Y hablando de felicidad, los consumos son otro apartado donde su dueño va a esbozar una sonrisa, por lo menos circulando a velocidades constantes donde pide 5,4 litros “cada cien” circulando a 100 km/h mientras que a 130 esa cifra se va a 7,7 litros, entregando autonomías de 962 y 675 kilómetros, respectivamente.

En ciudad la historia es otra. Hemos tenido promedios altos y bajos (en pleno DISPO más vacaciones el tráfico fue muy ciclotímico) con un promedio total de 10,6 litros (604 km), una medida que, igual, está en el promedio del segmento. Insistimos y avisamos: puede tener picos mayores.

Su comportamiento es equilibrado, con una suspensión trasera a barra y un comportamiento dinámico muy bueno que le confiere la calibración general. Se trata de un auto desarrollado por y para el Mercosur con lo cual está listo para ser sometido a los boquetes e irregularidades del camino pero al mismo tiempo para salir a la ruta con un andar muy firme (claro que influyen las 17”) y una dirección que acompaña y lleva el auto hacia donde se apunte.

Además, por lo que podes ver en las fotos, lo sacamos a la tierra y se la bancó bastante bien, con lo cual si tu idea es salirte del camino aunque sea unos metros para entrar a algún lado sin pavimentar, no vas a tener mayores inconvenientes.

Último, pero no por eso menos importante, la frenada. Bestiales 37 metros para detenerse de 100 a 0, una medida sorpresivamente ejemplar que mejora los registros de otros vehículos de mayor jerarquía, precio y segmento, algo similar a lo que nos ocurrió con T-Cross que también es una gran frenadora (39,2 metros). Evidentemente, es de familia.

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