Contacto: Chevrolet Suburban High Country
Manejamos la Chevrolet Suburban en Estados Unidos: un bestial SUV de 90 mil dólares para siete pasajeros. Todos los detalles
Aunque por estas latitudes puede ser un nombre extraño, la Suburban es uno de los “nameplate” más longevos de la historia automotriz: subsiste desde la década del 30 y hasta tiene su propia estrella en el paseo de la fama de Hollywood porque apareció en más de 1500 peliculas e ininterrumpidamente desde 1960.
Cuestiones estelares al márgen, por un viaje personal a Estados Unidos tenía una necesidad habitacional para mover familia, equipaje y chucherías y Chevrolet salió al rescate con este transatlántico sofisticado con un altísimo nivel de autonomía. Estas fueron mis sensaciones a bordo de uno de los vehículos más fastuosos del globo con un precio, incluyendo accesorios, de 89.000 dólares.
Índice
CARACTERÍSTICAS
La Suburban pisa fuerte. Quizás en territorio norteamericano se ve un poquito atemperada su presencia por la cantidad que hay (en 2023 llevan vendidas más de 40.000) pero cuando nos la dejaron en el aeropuerto ni bien aterrizamos el “uhh” de la tropa fue al unísono. Es un mamut con cromados y una trompa Silveradeña que impacta pero creo que, como ves en las fotos, este color (“Silver Sage Metallic”) la hacía volar bajito. Incluso las llantas de ¡22”! parecen pequeñas aunque, insisto, es un auto familiar que en Estados Unidos pasa bastante desapercibido. La parte más polémica, como suele suceder en estos botes de tres hileras, es la zona de la última fila donde Chevy hizo un buen laburo de diseño aunque se nota que es menos armónico que en su hermana menor Tahoe.
Esta versión High Country es la tope de gama y eso implicó tener a disposición una parva de cosas. Pero parva en serio, eh, no se ni por dónde empezar ni qué podría exigirle porque debe haber sido el auto más equipado que manejé en todos estos años: solo le faltaba calentar agua para el mate y no descarto no haber encontrado esa función en el océano de cosas que tenía.
Por el lado del comportamiento, suspensión trasera multilink aunque se la nota pesada y robusta en alguna cuneta, muy similar a una pick up mediana en ciudad pero algo más tosca máxime considerando sus 2,6 toneladas en vacío.
INTERIOR
Adentro es muy Chevrolet, pero más que nada por las tonalidades: al igual que en algunos productos que vende localmente, los tapizados eran marrones/caramelo (jet black/mocha) y la calidad es muy buena, a la altura de un auto de 90.000 dólares aunque quizás esperaba un pelín más justamente por eso. Hay menos plásticos blandos de lo que debería, buenas terminaciones y una presentación que está a la altura. En términos de arquitectura hay poco de lo que vemos en los Chevy de acá pero todo está a mano y uno se acostumbra con el correr de las horas.
El tablero se manifiesta en una pantalla de 12” con muchísima información y configurable, con una nitidez sobresaliente y la posición de manejo es al milímetro con regulaciones íntegramente eléctricas, memorias y doble calefacción y ventilación; un verdadero trono.
A la hora de la habitabilidad, hablar de cotas es siempre un desafío con vehículos que pululan en Estados Unidos porque usan otro sistema métrico. La ficha indica que son 3,4 metros entre ejes y que en ese adminículo hay 41,5; 93,8 y 144,7 pies cúbicos de almacenamiento hasta la tercera, segunda y primera fila, respectivamente, lo que se traduce en 1175, 2656 y brutales 4100 litros, respectivamente. Te la hago corta: eramos 5 con valijas y entramos y viajamos sobrados aunque a veces es difícil vencer a la física y el ingreso y egreso desde y hacia la tercera fila a veces requería doblar el esqueleto.
Una vez más, gracias Chevrolet y mención especial a las otras marcas que me tiraron un centro con un pedido tan específico.
La segunda hilera es una fiesta, con butacas individuales reclinables (en Estados Unidos le dicen “silla de capitán”) y hasta pantallas personales (opcionales por 1.995 dólares) donde cada uno puede ir viendo lo que gusta. Es más, hasta viene con un par de auriculares para que cada uno esté en su mundo. Golazo para el pasaje menos para mí, que me quede manejando “solo” porque cada uno se puso a hacer la suya o se tiró a dormir. Ingratos.
CONSUMO DE COMBUSTIBLE
No hubo muchas chances de probar los consumos en ruta más que nada porque allá el límite de 70 millas por hora en las autopistas se traduce en algo más de 110 kilómetros con lo cual apenas pudimos sacar algunos promedios: a 60 MPH pide 19,6 MPG (millas por galón) o, en criollo, 11,7 litros cada cien a 96 km/h mientras que en el ciclo urbano nos dio algo así como 15,4 aunque todo en suburbios (¡ja!) donde obviamente el tránsito es más fluido.
Teníamos un modo eco al cual nos aferramos cual oasis en el desierto e incluso apelamos a la desactivación de los cilindros porque ni hace falta que te digamos lo que sufrimos cuando hubo que refuelar los 105 litros del tanque de combustible. A modo estadístico, Chevrolet declara 14 MPG en ciudad (17 l/100) y 19 en autopista (12,4).
ACELERACIÓN, RECUP Y FRENADO
Poquito para hablar de las prestaciones porque como te podés imaginar no hicimos las pruebas de la Suburban no solo porque no llevamos nuestro equipo ni teníamos donde sino también porque estábamos de vacaciones.
Bajo el capot reposa un V8 bien americano que cumple con la tarea de mover este buque. Cuando nos confirmaron la unidad prendimos una velita para que sea el 3 litros turbodiesel de 277 burros pero nos tocó el Ecotec de 6,2 litros (en las otras variantes es un 5.3) y 420 CV asociado a una caja automática de 10 velocidades, con un selector muy ¿moderno? pero que puede traer confusión y tracción en las cuatro ruedas por si pinta la aventura. Su andar es típico y esperable, con una buena progresión y un ronroneo cuando lo exigimos que enamora, pero lejos está de ser un misil por su potencia nominal. Y aunque así lo fuera siempre elegimos tratarlo con mucho respeto por la contundencia del conjunto en general.
Nos tocó en suerte la variante 4×4 preparada para remolcar un continente y con diferentes modos de manejo para discurrir de la manera más eficiente.
PACK DE CONECTIVIDAD
Al mencionado tablero de 12” le sumamos una pantalla flotante de 10,25” con conectividad android auto y car play inalámbrica con lo cual nos encomendamos a Google Maps para movernos por la Florida. La interfaz no me pareció súper intuitiva pero como digo siempre no vas a tener que interactuar demasiado con el sistema operativo ya que vas a tener todas las apps necesarias desde el celu. Ah, y un detalle no menor: el WiFi. Estuvimos más conectados a bordo de la Suburban que en cualquier otro lado porque los gigas volaban y para colmo eramos 5 conectados.
Para el final dejé lo mejor: SuperCruise. Es posiblemente el mayor nivel autónomo que se puede conseguir en un auto hoy a nivel mundial y es realmente impresionante. Vamos por partes.
Todo el paquete cuesta 2.500 dólares más una suscripción mensual de 25 dólares porque, entiendo, con eso además de cubrir el costo de desarrollo van financiando la actualización de los mapas y la cartografía. Esto es porque la gran diferencia con los sistemas que podemos manejar acá es que el auto sabe en qué ruta va y cómo es por el GPS y la tecnología LiDAR, que escanea los caminos. O sea, no es como los semiautónomos que estamos manejando hace unos años donde solo alcanza con el control de velocidad crucero adaptativo y el mantenimiento de carril para crucerear.
Pero hay más porque SuperCruise no solo te permite sacar las manos del volante (acá empiezan a chillar), sino que puede elegir cuándo hacer sobrepasos y volver al carril original dependiendo del estado del tránsito. En lugar de reducir la velocidad a través del control de velocidad crucero adaptativo, elige mantener la velocidad y si no viene nadie por la izquierda pone el guiño y ejecuta la maniobra. O si preferís indicárselo vos, podés darle un toque al intermitente y también hace la maniobra solo. Simplemente impresionante.
¿Puedo entonces leer o tomar mate o cualquier otra cosa que me convierta en un pasajero? No, definitivamente no. Hay una cámara, literal, que está analizando tu mirada y la posición de tu cabeza y si ve que no prestás atención al camino te invita gentilmente a hacerlo y eventualmente detiene el vehículo y te llaman de OnStar para ver si está todo ok.
Todo se manifiesta en un led integrado al volante que va cambiando de color de acuerdo a tu nivel de atención y de las condiciones del camino para ejecutar SuperCruise. Creeme que es más fácil ejecutarlo que ponerlo en palabras.
Obviamente preguntamos cuán lejos está la Argentina de estas opciones y las respuestas de la filial local no fueron muy alentadoras en parte porque el mapeo (llevan cargados más de 600.000 kilómetros de caminos) es exclusivo de Norteamérica.