Al sentarnos en el puesto de conducción, notamos un ambiente un tanto rústico. No nos sorprende la abundancia de plásticos duros, pero sí la combinación de colores, como los de la iluminación de los comandos, que es en naranja, algo que decididamente atrasa en el tiempo.

En la consola se destaca una pantalla multimedia de buen tacto y con muchísimas funciones, aunque pocas están disponibles, como el navegador satelital, el cual necesita de una red wi fi para cargar el mapa. Otros ítems de más y que no están son la activación de la cámara trasera sin necesidad de conectar la marcha atrás, o la activación de las salidas de audio traseras. Sin embargo, lo bueno es que reproduce distintos formatos de video, MP3, y cuenta con conectividad Bluetooth.

El conductor tendrá a su frente un volante multifunción, con comandos de audio, telefonía y velocidad crucero. Por detrás, un instrumental bien legible (sobre todo de noche), que cuenta con dos esferas grandes y, entre ellas, un display a color con muchísima información. Es una pena que, entre tanta data, no ofrezca un velocímetro digital. La butaca dispone de regulaciones manuales, inclusive en altura, lo mismo que el volante. Está tapizada en tela y, a pesar de tener unos pétalos prominentes a los costados, no sujetan tanto como se puede suponer.

Su distancia entre ejes es de 2,52 metros, en el medio entre sus rivales, aunque es más chico que un Volkswagen Polo (2.56 m) y Peugeot 208 (2,54 m), y prácticamente idéntico a un Argo (en detalle, 2.521 mm). A pesar de esto, el espacio fue lo suficientemente bien aprovechado para obtener una de las plazas traseras más espaciosas.

Entre mis rodillas y el asiento del conductor ubicado acorde a mis 1,87 metros de estatura, le sobraban cuatro dedos de mi mano. Impecable. Pero, además de ser largo atrás, también es ancho, dado que un tercer ocupante estará cómodo, gracias a que, si bien es una banqueta, no cuenta con apoyabrazo desplegable, por lo que el respaldo es más mullido.

Otro punto fuerte es su baúl de 355 litros de capacidad, 37 más que el Peugeot 208, el segundo más grande del segmento. La boca de carga es baja y profunda, y debajo de ella se ubica un auxilio del tipo temporal. Mal ahí.

Es muy nutrido en el apartado de seguridad. Cuenta con seis airbags, controles de tracción y estabilidad, frenos a disco en las cuatro ruedas, y frenos ABS con distribución electrónica de fuerza de frenado y asistencia de frenado de urgencia. En los ensayos de Euro NCAP, un Baleno con igual equipamiento que el testeado en esta nota consiguió cuatro estrellas en puntuación general, con 85% en seguridad para los ocupantes delanteros, y 73%, para la de los niños.

El bloque que monta este Baleno se llama K14B, un cuatro cilindros de 16 válvulas y  apertura variable. Tiene una cilindrada de 1,6 litros, y la potencia es de 95 CV, con un torque de 13,3 kgm a las 4.000 rpm. Este motor es conocido dentro de la marca japonesa, y equipado en modelos como el Swift en otros mercados (en Argentina llegará con un 1.2 de 82 CV). Son apenas 900 kilos los que debe mover este naftero, por lo que obtiene una relación peso potencia de 9,47 kilos por caballo, de la mejor del segmento.

El confort de marcha en ciudad es muy agradable, con un conjunto de suspensiones blando, compuesto por McPherson adelante y barra de torsión atrás. El motor es muy elástico, y hace posible doblar en esquinas a muy baja velocidad con la tercera marcha acoplada. Ya que estamos, la maniobrabilidad es excelente, gracias a la dirección eléctrica y, principalmente, a que la dirección es muy directa. En este ámbito, registró un consumo de 8,9 l/100 km, un número que lo pone en el promedio del segmento.

En ruta, se notaron algunas flaquezas. Es un auto muy liviano, por lo que sufre los vientos laterales, se siente inestable a velocidades altas, y en curvas se inclina bastante. A 130 km/h el motor gira enroscado; a 3.500 rpm, sin embargo, jamás se escucha dentro del habitáculo, como tampoco se percibieron vibraciones en el volante. A 100 km/h, con aire acondicionado encendido, el Baleno gasta 5,8 l/100 km, y a 130 km/h, 8,4, mientras que sin aire a esta velocidad, 7,5 l/100 km. Son buenas cifras, las cuales lamentablemente quedan penalizadas por el tanque más chico entre sus rivales, de apenas 37 litros (el Honda Fit le sigue con 40 litros, y luego el Ford Fiesta, con 47).

A la hora de las pruebas, el 0 a 100 km/h lo completó en 12,1 segundos, uno menos que el registro del Argo 1.3 de 99 CV (at 327), aunque este es 200 kilos más pesado (1.114 kg). En el 80 a 120 km/h fue más lento que el compacto de Fiat (13,6” vs. 12,9”); mientras que la distancia de frenado no solo fue poco satisfactoria (con 44,2 metros), sino que además perdió claramente la línea.