Positivamente, la Frontier argenta elevó el nivel de seguridad para sus ocupantes en comparación con la mexicana. Al doble airbag sumó dos laterales y de cortina, totalizando seis bolsas protectoras, mientras que los ganchos Isofix, el apoyacabeza y cinturón inercial para el quinto pasajero, que no se ofrecían en el modelo importado, se complementan al equipo de serie. En esta plaza también se eliminó el soporte portavasos situado en el túnel del cardan que atentaba contra la comodidad de quien la ocupara.

Desde el nivel XE contempla una nueva pantalla de 8 pulgadas con el sistema multimedia Nissan Connect, que incluye navegador satelital Android Auto y Apple CarPlay, y doble conectividad Bluetooth. También ganó un segundo USB ubicado en la guantera/apoyabrazos central específico para cargar equipos multimedia. Esto se debe a que se eliminó la bandeja central superior de la plancha, la cual contaba con una entrada de 12v. En lo más alto, se enmarca el techo corredizo eléctrico, disponible solo en esta opción EL automática.

Pese a mejorar los tiempos de aceleración en apenas un segundo, fue el poder frenante de esta pick up nacional el que hizo la diferencia: el “100 a 0” lo completó en exactos 4,5 metros menos que su par mexicana. Una cifra considerable que se debe a la actualización del software del ABS y tambores traseros de mayor dimensión. El peso, por su parte, se vio aumentado en 60 kg debido a las novedades de equipamiento y a su chasis de origen local, que es cuatro veces más durable gracias a los cambios estructurales que fueron incorporados para soportar los terrenos adversos de la región y elevar la capacidad de carga en 140 kg.

Estas modificaciones junto al nuevo setting de geometría de la suspensión delantera y el esquema multilink trasero con cinco brazos entregan un comportamiento equilibrado en todo el periplo, con cambios de dirección francos y un confort de marcha en ciudad elogiable.