En cuanto a confort tiene aire acondicionado manual y un sistema de audio con reproductor de radio/CD/MP3/Bluetooth con una pantalla y botonera anticuadas como la del primer Fiesta KD que llego hace varios años.

Tiene faltantes lógicos por ser una versión entrada de gama, pero nada grave, sólo se extrañan los sensores de estacionamiento y la regulación eléctrica de retrovisores, que se tiene que hacer con el dedo en el espejo ya que no tiene ni siquiera un mando desde el interior.

La posición de manejo es buena aunque el volante no regula en profundidad y la butaca (tapizado de tela… antes era un vinilo lavable) no lo hace en altura, y se agradece un tablero de instrumentos claro con una computadora con datos básicos de consumo y automomía.

En ruta se la siente firme especialmente por la dirección hidráulica (bien regulada ya que no se llega ser pesada en ciudad), aunque el eje trasero es saltarín, especialmente sin carga, y la insonorización muestra algunas fallas.

Los consumos son contenidos gracias a una caja bien relacionada, y con indicador del momento más oportuno para hacer el cambio, que es manual y con una selectora de vástago largo y con recorridos algo imprecisos y con alguna traba al querer trabajarla de forma rápida, especialmente la primera, tercera y quinta