En confort está muy bien y para no gastar tinta y pixeles te invitamos a leer la ficha técnica, pero nos hubiera gustado que tenga techo como el hatch y faros delanteros más modernos.

Vamos a hacer un alto y a hablar sobre uno de los ítems rupturistas: el Cruze tiene wifi. Sí, como en tu casa, el trabajo o lo de un/a amigo/a, el auto puede funcionar como zona wireless. Lo hace a través de un router (que permite tener hasta 12 veces potencia) ubicado detrás de la pantalla que brinda internet 24×7. Claro que eso va a depender del plan contratado aunque si estás por hacerte de un Cruze te cuento que vas a tener 3 gigas de prueba (o 3 meses) que, aunque efímeros, por lo menos te van a permitir vivir la experiencia por un tiempito. Después se podrán adquirir paquetes de 2GB, 5GB, 10GB o 20GB “a precios competitivos”.

La conexión es veloz y la capacidad de streamear es buena, ideal para quienes tienen hijos youtubers o fana de ellos (pueden conectarse hasta 7 dispositivos), pero de más está decir que desalentamos cualquier tipo de distracción en las plazas delanteras. A ser medidos.

Ahora bien, ¿es realmente el primero? No. En 2011 el Agile tuvo un router similar y se lanzó como edición limitada “Google”. Memoria.

El habitáculo también recibió algunos retoques, específicamente en la zona de la pantalla (nueva de 8”) y los comandos, pero el más distinguido no es uno estructural sino cromático: aplausos para el nuevo color Umber (que en español sería algo que contiene óxido de hierro) de los tapizados. Por eso tiene una mejor percepción que calidad per se, aunque hay muy poco para reprochar ya que los materiales usados son bastante nobles.

En esta variante sedán las cotas (casi siete centímetros y 1,5 entre ejes más largo que la primera generación) alientan su uso familiar. Las plazas traseras están más preparadas para dos pasajeros ya que la central es algo más rígida y menos ergonómica, pero aun así cuenta con cinturón inercial y apoyacabezas. Adelante el conductor cuenta con butaca eléctrica y doble regulación de volante, lo que permitirá una posición de manejo excelsa, aunque nos sorprendió la poca cantidad de huecos para dejar llaves, billetera, teléfono y demás efectos personales.

El espacio disponible atrás es bueno y el piso plano ayuda a acomodar bien los pies aunque la distancia al techo puede ser ligeramente conflictiva. El baúl, de 440 litros, cumple correctamente con su tarea, y mención especial por quitar el logo “turbo” y por la cámara de retroceso, que sobresale por demás. Por último, mala nota para el auxilio, de tipo temporal.

El mayor beneficio recayó (además de en el cliente, obvio) fue en el apartado de seguridad, ya que al equipo del LTZ Plus le suma frenado autónomo de emergencia (reconoce peatones), alerta de riesgo de colisión frontal (superceloso, informa la distancia en segundos), de punto ciego y sistema de mantenimiento de carril. Un paquete de ADAS que podría ser completo si el control de crucero fuera adaptativo.

Todo se mantuvo inalterado en lo que respecta al motor. Es un bloque multiválvula, con cadena de distribución e inyección directa que desarrolla 153 CV en el banco de pruebas. Tiene un correcto funcionamiento, es veloz, agradable y sin cabeceos indeseables y también ofrece una opción manual que permite llegar al corte, aunque no retiene el cambio ni tiene levas al volante, pero sí dispone de una opción secuencial desde el selector.

Ah, y de yapa, el matrimonio motor-caja tiene una estructura delgada que desde su lanzamiento en 2016 contribuyó a una reducción de hasta 113 kilos del peso total, lo que lógicamente benefició a la buena relación peso/potencia en esta segunda generación.

Pero lo que importa son sus cifras: 0 a 100 km/h en 8,5 segundos y un 80 a 120 km/h en D en 5,6 segundos, lo que habla de una interesante elasticidad. El chasis acompaña, bien plantado a velocidades constantes, y en ciudad se muestra confortable aunque se nota que el reglaje está más apuntado a lo dinámico. En la urbe también notamos una dirección algo sobreasistida, y en curvas exigentes una ligera tendencia a irse de trompa

Y volvemos a las cifras, ahora de consumo. Se destaca a velocidades constantes con 6 “cada cien” a 100 km/h, mientras que en ciudad, con el sistema Stop & Start (que ahora se puede desconectar), registramos menos de 10. Claro que en estas épocas estivales a veces tuvimos que desconectarlo para no derretirnos en los semáforos principalmente.