Dentro del habitáculo también hay novedades. En primer lugar, cambia la ambientación de claro a oscuro, con butacas con nuevos tapizados y recubrimiento de la parte frontal del torpedo en negro. La marca dice “más sofisticado”, yo digo más limpio y sobrio.

Estéticamente el único cambio de matricería fueron las toberas laterales, que ahora son redondas y antes rectangulares, mientras que el panel de instrumentos incorporó una nueva computadora de a bordo con un display a color de 4,2″ de alta definición; allí se ven los datos de autonomía, consumo y kilometraje recorrido (podría ofrecer algo más, como lo hace la Hilux). También es nuevo el climatizador, que ahora no solo es bizona sino que tiene nuevos comandos más modernos, y no nos olvidamos del recambio del sistema multimedia, pero nos ocuparemos después.

En cuanto a calidad, sigue siendo el mismo que antes, materiales rígidos forrados para hacerlos más agradables al tacto en combinación con algunos blandos (la parte superior de la visera), todos bien presentados y con encastres que no manifiestan agotamiento prematuro. Su posición de manejo es correcta con una butaca de regulación eléctrica que podría bajar un poco más y volante multifunción de doble reglaje, aunque con una inclinación algo vertical. Por otra parte, tanto la habitabilidad trasera (con un destacado piso plano) como la capacidad de baúl (de correctos 470 litros) son dos de sus puntos fuertes.

Donde no hubo novedades es en el apartado motor/cajas. Se mantiene como única opción el propulsor naftero 1.8 de 140 CV con Dual VVT-i (variación inteligente de sincronización de válvulas) que se puede asociar a una caja manual de seis relaciones o automática de variador continuo (CVT) con siete pseudomarchas prefijadas que la hacen funcionar como una transmisión de convertidor de par; los cambios se pueden realizar en modo manual, desde levas en el volante o a través de la misma selectora.

“Nuestro” SE-G es automático, y en modo D (Drive) se muestra agradable, con un ligero retardo en acomodar el régimen adecuado a la demanda; en modo manual se logra un manejo más deportivo que anula el kick down (o sea, no rebaja ante una aceleración brusca), pero no retiene el cambio y, al llegar al corte de inyección (cerca de las 6.500 rpm), pasará por sí solo a la relación superior.

La dirección eléctrica es precisa y directa tanto a alta velocidad como en ciudad, donde se muestra ágil y dócil a la vez, con un buen diámetro de giro. Además, a velocidades constantes, su aislación, tanto sonora como acústica, es muy buena, ya que invita a efectuar viajes largos que se podrán realizar de forma agradable y descansada.