Aunque no lo parezca, la Mitsubishi L200 es una de las pick ups medianas con mayor historia del mercado. Nació en 1978, diez años después que Hilux, su principal rival coterránea. Sin embargo, a pesar de su extensa trayectoria, el producto de los diamantes nunca logró acercarse a sus principales rivales del segmento (todos fabricados en la región) y en los últimos meses esto se acentuó todavía más con la situación que padecen las marcas importadas.

Pero resulta interesante analizar por qué, más allá de su origen extrazona, la Mitsubishi L200 no tuvo el éxito de la competencia, que incluso tiene mucha menos experiencia y trayectoria en el segmento mediano de pick ups. Por eso, vamos a “recorrer” esta camioneta que ya va por su quinta generación, con un rediseño que se lanzó en Argentina en 2019 de la mano del grupo CarOne, representante actual de Mitsubishi en nuestro país.

Para empezar por afuera y hablar de diseño de la Mitsubishi L200, si bien es algo subjetivo, creo que el aspecto no es una de las razones por las cuales la Mitsubishi L200 no tuvo éxito. Es más, hay que reconocer que en materia de estilo la marca de los diamantes logró diferenciar a su pick up frente a la competencia, con un aspecto robusto y líneas que la destacan sobre el resto.

Si hablamos del equipamiento, tampoco está muy alejada de lo que ofrecen sus principales rivales. Sí es verdad que en los tiempos que corren, donde los ADAS comenzaron a tomar cada vez mayor importancia, quizás quedó un poco atrasada, pero también hay que reconocer que hay rivales que venden muy bien (como la Amarok) que tampoco incorporaron estos dispositivos de seguridad activa.

Respecto al comportamiento, la Mitsubishi L200 siempre se destacó por su desempeño dinámico, aunque eso va en detrimento del andar en ciudad, donde se muestra saltarina y transmite al habitáculo cualquier imperfección del camino. En este aspecto, sus competidores mostraron una notable evolución y quizás es un punto en contra que la marca tendrá en cuenta al momento del desarrollo de la próxima generación, que según sabemos está en camino.

Tampoco encontramos nada criticable en el motor, que ya rindió todos los exámenes de confiabilidad posible. Se trata de un 2.4 turbodiésel que entrega 180 CV y unos 440 Nm de torque, cifras que están por debajo de la media pero tampoco desentonan. Incluso, las prestaciones la colocan a la par de algunos de sus rivales con más potencia.

A su vez, la Mitsubishi L200 es uno de los mejores productos a la hora de salir del camino gracias a su sistema de tracción, que por sus funciones es el más completo del segmento. Se denomina “Super Selecty permite, además de los clásicos modos, sumar la posibilidad de repartir automáticamente la fuerza entre ambos ejes.

Y así finalmente llegamos al talón de Aquiles de la Mitsubishi L200, que se acentuó en su última evolución. Como mencioné al principio, la camioneta llega importada a nuestro mercado desde Tailandia, por lo tanto está afectada por el 35% de arancel y eso la posiciona en precio por encima de sus rivales.

Para colmo, si bien cuando se lanzó en 2019 estaba a la altura por equipamiento y motorización, actualmente quedó relegada en ese aspecto y para colmo el precio sugerido no la ayuda: la versión tope de gama 2.4L GLS 6AT Full tiene un valor de lista de 80.900 dólares. Es sabido que las pick ups de este segmento no se caracterizan por ser accesibles ni mucho menos, pero ese precio sumado a su antigüedad la perjudica mucho frente a la competencia.

A todo esto también hay que sumarle, como dije al principio, la situación actual de los autos importados, que por la falta de divisas ingresan a cuentagotas al país. En su página Mitsubishi anuncia tres versiones para su pick up, y dudamos que estén las tres disponibles en los salones de venta. Eso sin mencionar que, una vez más, su origen extrazona le impide ofrecer una gama más amplia como sus competidoras.