Corría el año 1978 y en nuestro país las terminales con fábricas instaladas se adentraban en una especie de competencia para ver quién desarrollaba el mejor deportivo de la industria. La última en sumarse a este fenómeno fue Renault con la recordada versión Alpine del querido R12, y en esta oportunidad traemos una historia muy particular que involucra una de las unidades de aquella variante de uno de los autos más queridos de Argentina.

Según cuenta la gente de @retrovintagephotos en una de sus publicaciones, el auto fue enviado a España hace ya varios años, pero eso quizás no es lo más curioso, sino que hay algo todavía más llamativo. Mientras este Renault 12 Alpine estaba en suelo argentino, pasó por un importante proceso de restauración que incluyó hasta un cambio de color. Así es, como ves en las imágenes, el auto originalmente era rojo, pero se tomó la decisión de elegir la combinación de negro y dorado, una de las mejores que ofrecía esta versión y seguramente la más recordada por los fanáticos.

Así las cosas, ahora este Renault 12 Alpine que salió de la planta de Santa Isabel hace 45 años representa en un país europeo lo que la industria nacional era capaz de hacer y desarrollar en la década del 70. Un auto con una base familiar y doméstica pero que gracias a una serie de ajustes no sólo de motor sino también a nivel chasis, podía acelerar las pulsaciones de cualquiera que se sentara detrás del volante.

Breve historia del Renault 12 Alpine

Mientras la división IAVA diseñaba una variante potenciada del Fiat 128, Chrysler Argentina hacía lo propio con el Dodge 1500 y Peugeot con el 504 TN. La que quedaba afuera de este selecto grupo era Renault, hasta que llegó el momento de poner manos a la obra y tras un período de desarrollo que incluyó un intercambio de experiencias con la filial francesa del rombo, en 1978 salía el primer R12 Alpine.

La realidad es que en Francia Renault había creado el R5 Alpine, una variante que utilizaba una tapa de cilindros diferente, sumado a la presencia de dos carburadores y mayor compresión, que habían convertido a aquel modelo en ganador del Rally de Montecarlo.

Trasladando esa premisa a la Argentina y con el objetivo de gastar lo menos posible, se buscó utilizar la mayor cantidad de piezas posibles de los Renault 12 “domésticos”. Así fue como a la tapa de cilindros Alpine se sumó un carburador de 34 mm, pistones importados, múltiples de escape y admisión de diferente diseño, se incorporó una leva cruzada y se mantuvieron los 1.400 cm3 de cilindrada.

La potencia subió hasta 110 HP (de los 95 originales), que convirtieron al Renault 12 en un verdadero bólido que entregaba sensaciones de satisfacción a cada persona que se sentaba a manejarlo. La velocidad máxima que alcanzaba esta versión según registros de la revista Corsa era de casi 172 km/h, con una aceleración de cero a cien en 11,1 segundos.

Pero las modificaciones no sólo afectaron el vano motor, sino que también incluyeron resortes de suspensión un 90% más rígidos, algo que también afectaba a las barras estabilizadoras. También tenía un radiador de agua más grande y doble servofreno.

En el exterior, el Renault 12 Alpine se diferenciaba por el spoiler delantero que mejoraba la aerodinámica, el capot de fibra con una especie de “chichón” para que entrara el filtro de aire de esta versión, y por último las franjas laterales y el emblema Alpine exhibido tanto en los costados como en la tapa de baúl.

Puertas adentro podíamos encontrar una palanca de cambios posicionada más cerca del conductor, volante de dirección de menor diámetro y por último los cinturones de seguridad de “bandolera combinada”.