Las dimensiones, junto a la disposición y la mencionada versatilidad de las tres filas de asientos, benefician el espacio interno y el confort de sus ocho ocupantes. La segunda fila está compuesta por asientos con respaldos reclinables y regulación longitudinal. En formato 60/40, su sencillo sistema de rebatimiento One Touch hace más simple el acceso a los más pequeños, que sin dudas serán remitidos a la tercera fila.
Allí, los dos amplios butacones (quedan colgados al igual que en la SW4) también pueden ser ocupados por adultos de talla mediana gracias a los respaldos reclinables, pero solo para viajes de cortas distancias, ya que el piso elevado no colabora en la posición de las piernas. El espacio para equipajes es de 264 litros, que puede superar los 600 tras rebatir la tercera fila.

En términos generales, se viaja cómodo y seguro en los tres sectores: los ocho ocupantes cuentan con cinturones inerciales de tres puntos, apoyacabezas, y un sistema de climatización con múltiples salidas y comando central en la segunda fila. Si sumamos la iluminación ambiente de LED azul con intensidad regulable, luces de lectura, ganchos Isofix (2), bandejas para las plazas centrales, y múltiples portaobjetos, estamos frente a un producto completo y funcional.

Orientada principalmente a un uso urbano, la puesta a punto de la Innova sorprende por su firmeza y aplomo a velocidades crucero. No es su entorno habitual, pero esta configuración, sumada a los controles de tracción, estabilidad y unos neumáticos 205/65, permiten conducirla con total seguridad. En ciudad resulta levemente áspera, sobre todo en empedrados, donde la suspensión impuesta en el SW4 saca chapa de su condición para el uso off road. La dirección es un punto a mejorar, ya que resulta pesada en exceso a la hora de estacionar o maniobrar en pleno embotellamiento. Por su condición merecería un sistema de asistencia eléctrica.

La posición de manejo es algo baja por ser una minivan, y solo criticamos la falta de regulación lumbar de la butaca. Frente al volante, revestido en cuero y con apliques en madera, un coqueto instrumental informa todo lo que hay que saber mediante un completo ordenador con display a color de 4,2”. El mismo ofrece una aplicación que colabora en el ahorro de consumo, y que también se replica en la pantalla central multimedia de siete pulgadas, la cual no posee navegador pero sí reproductor de DVD y Mirror Link.

Tema aparte para el consumo. El block naftero de 2,7 litros y 166 caballos heredado de la Hilux (ya no se ofrece en la nueva generación de la pick up) resulta poco austero, incluso si se conduce en modo Eco, una función que varía la respuesta del motor y la transmisión en pos de un manejo sereno. En ciudad supera los 13 litros, cifra que puede estirarse hasta los 16 si se conecta el modo Power, que modifica los cambios de marcha y al mismo tiempo genera un 10% plus de potencia. Una buena noticia es que Toyota recomienda uso de combustible Súper (Grado 2).

Rumoroso en ralentí, este cuatro en línea se acopla perfectamente a la caja automática de seis marchas, que también ofrece modo secuencial. A 100 km/h viaja a 1.950 rpm, y la correcta insonorización hace amena la unión de largas distancias. Buenas prestaciones para un vehículo de 1.800 kilos y un motor de la vieja escuela –elevada cilindrada y aspirado–, pero que aporta el eficiente sistema de distribución variable VVT-i. Solo el freno es un punto a criticar, con distancias de frenados por encima de la media.