Las plazas traseras son adecuadas para dos pasajeros, incluso para los de estatura mayor al promedio, y el baúl ofrece 400 litros de capacidad real sin rebatir los asientos posteriores. El equipamiento de confort es completo, en el que se destacan el techo panorámico, navegador, sensores de lluvia y estacionamiento, antinieblas direccionales, control de crucero, ayuda en pendiente, guantera refrigerada, volante con doble reglaje, butaca del conductor con regulación manual en altura, LED de luz diurna, etc. Por el lado de la seguridad: seis airbags, ABS+EBD, control de estabilidad/tracción y el exclusivo sistema Grip Control (cuya eficiencia probamos con el 3008 sobre nieve/hielo), un plus que solo ofrece esta versión full del 2008, aunque debe tenerse en cuenta que la tracción es únicamente delantera; no es un 4×4 pero el GC puede sacarlo de situaciones donde otros se quedan. Los materiales utilizados son plásticos rígidos, que en algunos casos muestran detalles de matricería no muy prolija, pero la percepción de calidad visual es superior a la real.

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¿A quién va dirigido el nuevo modelo de Peugeot? Sin entrar en elucubraciones “marketineras” acerca de la condición socio-económica del potencial comprador, es un vehículo ideal para una familia tipo que busca un auto con el que pueda ir al trabajo diariamente, salir los fines de semana y encarar algún viaje atreviéndose a una miniaventura por caminos de tierra/ripio sin preocuparse demasiado por posibles daños en las partes bajas. La “ruedita” del Grip Control dispone de funciones Barro, Nieve, Arena, Normal y permite desactivar el control de estabilidad (ESP) hasta los 50 km/h.

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A pesar de ser un vehículo pensado para abandonar rutas de asfalto, el equilibrio de las suspensiones está logrado y en calles urbanas –generalmente en mal estado– los elementos elásticos absorben las irregularidades sin quejarse. Lo mismo vale para cuando se transita por zonas de ripio (como la de Villa Traful hacia Confluencia o la senda que nos conducía al complejo Los Baguales cruzando el Río Villegas). Pero lo más llamativo es que en el asfalto parejo de faldeos rápidos con curvas que se encaran a altas velocidades, el comportamiento dinámico es similar al de una berlina convencional, sin rolidos excesivos, correcta tracción y un motor que siempre está disponible. La dirección se acciona con un dedo en maniobras de estacionamiento y se induce en la medida justa mientras se gana velocidad en ruta. Y en este aspecto, el de la conducta dinámica, saca ventajas ante sus rivales directos.