A primera vista, el interior del X50 se lo ve bien presentado. Materiales lógicos, aunque con detalles llamativos (ver Brevísimas), butacas tapizadas en símil cuero y una correcta distribución de los elementos en la consola, dispuestos en distintos niveles.

Al tomar asiento en el puesto de conducción, notamos que el volante queda muy bajo (incluso en el tope de la regulación de altura, carece de profundidad), casi rozando los muslos de aquellos que superen los 1,85 metros de estatura, lo que dificultará la salida del vehículo, algo que sería solucionable si el asiento también se regulara en altura. Por detrás del volante se ubica un instrumental con una esfera que rodea al velocímetro digital con el cuentavueltas, flanqueada por los indicadores de temperatura, tanque de combustible y computadora de a bordo, todo en color rojo.

La consola presenta unas salidas de aire superiores (sin cierre de toberas) y por debajo una pantalla táctil de 7”, lacual cuenta con reproductor de MP3, conectividad Bluetooth, tomas USB y AUX, cámara de retroceso y navegador satelital. Muy completa, aunque la interfaz es lenta, sobre todo para navegar por el GPS. Más abajo, los comandos del aire acondicionado cierran el equipamiento de la consola. Esta cuenta con dos huecos a los costados, ideal para dejar celulares y otros objetos, lo que se suma a un espacio para botellas de medio litro en los paneles de las cuatro puertas.

En la zona posterior hay lugar para tres pasajeros, aunque la banqueta central carece de apoyacabeza, una pena teniendo en cuenta que se desaprovecha el piso totalmente plano, y el cinturón de tres puntos. Por último, el baúl tiene una capacidad de 360 litros, una de las más grandes del segmento. Allí llamativamente viene ubicado el matafuego, sujetado por dos bandas que, cuando realizamos las pruebas dinámicas, no evitaron que se saliera de su lugar. En contraparte, debajo del piso se ubica un neumático de idéntico tamaño a los titulares (algo que los rivales no ofrecen), aunque con llanta de chapa.

La motorización está a cargo de un naftero de cuatro cilindros, 16 válvulas y 1,5 litros de cilindrada, que rinde 102 CV a 6.000 rpm y 16,6 kgm de par entre las 3.500 y 4.500 rpm. El mismo cuenta con apertura variable de válvulas e inyección multipunto, y está asociado a una caja manual de cinco marchas. Un dato más sobre él: es distinto al del X60 (1.8 de 132 CV) y del Foison (1.3 de 92 CV), una señal del amplio abanico de motores que tiene a mano Lifan.

En las pruebas realizadas el X50 aceleró de 0 a 100 km/h en 15,4 segundos, completó los 400 metros en 20”, y los 1.000, en más de 36”. Cuando se lo demanda, al motor le cuesta reaccionar, y para sobrepasos será necesario bajar hasta dos cambios para una maniobra segura: tardó 17,6 segundos en cuarta marcha entre los 80 y 120 km/h, y 25,4”, en quinta. En curvas, la carrocería se inclina, aunque no más de lo que lo hacen sus rivales del segmento con carrocerías elevadas. Pero donde no anduvo nada bien fue en las frenadas: fueron necesarias tres detenciones de 100 a 0 km/h para que el X50 se agarre al piso con cierta decisión, dado que en frío los cuatro frenos a disco no fueron eficaces y el pedal no encontraba un tope, haciendo que el X50 se deslizara por la cinta asfáltica. En concreto, la mejor cifra que obtuvimos fue de 45 metros desde los 100 km/h, y en 88,3 desde los 140 km/h (cifras cercanas a las de un Chevrolet Onix Activ), único momento en que perdió un poco la línea.

Si bien sufre los vientos laterales, no hubo filtraciones eólicas, aunque sí se percibieron “grillitos” prematuros en la visera del instrumental. El mejor desempeño en ruta se encontrará a velocidades constantes, aunque el motor se hará escuchar. A 100 km/h el X50 consume unos 6,3 l/100 km, mientras que a 130 km/h, llega a 8,2, nada mal, aunque es una picardía que su autonomía quede acotada debido a un tanque de combustible pequeño de solo 42 litros.

La mejor cara del X50 está en la ciudad, su andar es confortable y, si bien no se destaca por su agilidad, las suspensiones copian bien las imperfecciones del asfalto. En este ámbito, obtuvimos un registro de 9,5 l/100 km de gasto de combustible, acorde a su cilindrada. La visión periférica es normal dentro del segmento, pero reducida hacia atrás por lo angosto del vidrio y por el soporte del limpialuneta. Por último, al realizar maniobras de estacionamiento la dirección se torna pesada (pesa a contar con asistencia eléctrica) y la cámara de retroceso con guías fijas y mal ubicada (muy baja) se complementa bien con los sensores traseros.