En el habitáculo se logró un equilibrio entre sobriedad y elegancia, con algunos materiales mejorados. Tiene un doble techo panorámico (que se puede abrir en la parte frontal) y, cuando es de noche, la ambientación lumínica en tonos azulados es muy agradable. Adentro los protagonistas son la pantalla táctil de ocho pulgadas (con un intuitivo sistema multimedia con navegador incluido) de gran respuesta, y el nuevo panel de instrumentos, que es de lo mejor, cuatro agujas y display central en una disposición clásica que deja todo bien legible y claro.

En cuanto a equipamiento, nuestro Full Premium no tiene faltantes graves (ver ficha), solo se le podría pedir antiniebla trasero, y un aunque la ficha dice que tiene un sistema de iluminación con proyectores con lámparas de posicionamiento LED, lo notamos algo corto de alcance.

En conclusión, en lo que respecta a estilo y diseño, el New Tucson ganó por donde se lo mire.

En Chile había manejado la versión diésel (aparte del naftero) y quedé encantado, y a la vez desilusionado al saber que sus chances de llegar eran pocas. Por eso nos alegramos al enterarnos de que finalmente llegó, aunque solo se reserva para la versión más equipada. Se trata del mismo CRDI 2.0 (que probamos en 2010) con turbo e inyección directa, pero que con algunos ajustes eroga 185 CV y 41 kgm entre las 1.750 y 2.750 rpm; antes era 184 y 39 entre 1.800 y 2.500, o sea que lo más notorio es que ganó elasticidad, mientras que mantiene una gran respuesta en una mayor porción del tacómetro.

Se asocia a una caja automática de convertidor de par de seis marchas, que cumple su función suavemente y con escaso patinamiento. Ofrece modo secuencial que elimina el kick down y permite llegar al corte de inyección pero no retiene el cambio. Tampoco ofrece levas, todo se manipula desde un selector de medida justa y cómodo. En cuanto a la tracción es integral (4WD), es una nueva generación del sistema inteligente (ATCC) que en condiciones normales lo mantiene como un tracción simple (delantera), pero si entiende que una rueda necesita más torque, se lo envía automáticamente. Además, se puede bloquear para que envíe siempre la misma cantidad de potencia por eje. Si bien esto le permite alguna aventura (tiene protegidos los bajos), no estamos arriba de un 4×4 extremo.

Dinámicamente las suspensiones tienen un equilibrio justo entre ciudad y ruta. En lo veloz ofrece modo Sport para que la dirección se endurezca notablemente, y no percibimos filtraciones ni eólicas ni sonoras. En curvas rápidas inclina ligeramente su carrocería, pero nunca pierde apoyo (y si lo pierde entra en acción el ESP). Mientras que en ciudad copia bien irregularidades, y los neumáticos de bajo perfil con llantas de 18 pulgadas son lo único que puede penalizar el confort de marcha, aun así es un vehículo con un andar muy agradable.