La butaca (que regula en altura) es cómoda, aunque carece de sujeción lateral, mientras que la posición de manejo se ve penalizada por una columna de dirección que solo se ajusta verticalmente. En la plancha toma protagonismo la pantalla táctil de 9 pulgadas del sistema multimedia con Android Auto y la posibilidad de reproducir múltiples formatos (incluso video) y hasta conectarse a wifi, aunque la recepción de la radio es acotada. Dentro del equipamiento se destacan elementos como el techo panorámico, volante multifunción forrado en cuero, velocidad crucero, control de estabilidad/tracción, arranque por botón, Stop and Start, asistente de arranque en pendiente, retrovisores con desempañador, cuatro airbags y anclajes Isofix. Entre los faltantes podemos nombrar climatizador (tiene aire acondicionado digital sin salidas posteriores), un grupo de iluminación más eficiente que los faros halógenos que ofrece (por suerte se pueden regular) y un auxilio que no sea temporal.

El CS15 entra a competir en el submundo de los SUV B menos potentes con un motor naftero 1.5 (denominado Blue Core) de 100 CV y 14,8 kgm, que se muestra abúlico en la zona baja del cuentavueltas y encuentra algo de alegría superando las 3.500 rpm. La transmisión es automática (DTC) de cinco relaciones y con doble embrague, por eso nos sorprendió el retardo que manifestó, acompañado de algún cabeceo. Posee modo manual a través de la misma selectora (no tiene levas), que no retiene el cambio ni anula el kick down.

Su tracción es delantera y su ámbito predilecto es la ciudad –si bien el eje posterior (con barra de torsión) puede transmitir alguna sequedad ante cortes de calzada–, copia con soltura irregularidades onduladas (en parte gracias a lógicos neumáticos 205/55/16) como badenes y cunetas, donde además difícilmente roce los bajos. Además, la dirección con asistencia eléctrica es justa y precisa. En ruta sufre los avatares eólicos cruzados (su formato SUV le juega en contra) e inclina su carrocería en curvas veloces. Sin chapón y auxilio temporal, trate de quedarse arriba del asfalto y limite su instinto aventurero a algún camino de ripio consolidado, donde el despeje le permitirá un andar más ligero que en un auto convencional.