Hace algunos años, quien buscaba deportividad en el segmento inferior disponía de una serie de alternativas interesantes para elegir, aunque a un precio inaccesible. Un modelo que llegó para romper un poco ese paradigma fue el Renault Sandero RS, ya que al momento de ser lanzado se convirtió en una opción tan racional como deportiva y emocionante.

Soy consciente de que el título de esta nota va a generar repercusiones. Quizás para muchos todavía quedan en el mercado vehículos que pueden ser considerados como ‘hot hatch’. En la jerga, se le dice así a aquellos autos con carrocería de tres o cinco puertas, de tamaño compacto, con una buena relación peso/potencia (no siempre un motor súper potente es excluyente para divertirse al volante), tracción delantera y caja manual.

Y en ese sentido, la versión deportiva del Renault Sandero cumple con todos los requisitos. Es cierto que en el último tiempo hasta los deportivos más extremos están optando por una caja automática, pero para los más puristas que disfrutan tener una experiencia de manejo diferente, nada mejor que los tres pedales.

Vamos al grano: ¿por qué para mí el Renault Sandero RS es el último ‘hot hatch’ del mercado? En principio, porque básicamente ya se anunció su discontinuación en Brasil, y por consecuente también debería hacer lo propio en nuestro mercado. De esta forma, no quedará ningún auto del segmento B con atributos deportivos y caja manual.

Quizás algunos dirán que el Polo GTS de Volkswagen quedará como la única alternativa para quien busca un vehículo del segmento B con aspiraciones deportivas. Y quizás también tendrán razón, pero en este caso si bien el modelo de Volkswagen tiene sus atributos, el precio de lista actual le quita un poco de esa esencia que tenía el Sandero de auto deportivo pero a precio “accesible”.

¿Y por qué el Sandero tenía (y tiene, porque todavía está a la venta en nuestro país) un precio accesible? Básicamente porque toma la base de un vehículo que de por sí es barato de fabricar. Además, utiliza un motor súper probado en otros exponentes de la marca que no requirió ningún tipo de desarrollo sumamente costoso.

De esta forma, utilizando una arquitectura que originalmente fue pensada para un auto familiar y accesible, los ingenieros de Renault Sport lograron un resultado que le cerró la boca a todos aquellos que apenas vieron un Sandero con llantas más grandes y spoilers se rieron a carcajadas.

Claro que a la hora de manejarlo, nos encontramos con un Renault Sandero más vehemente, salvaje y nervioso, donde en este sentido entran en juego la combinación de la caja (de seis, con un selector de impecable accionamiento) y el sonido que emite el motor 2 litros a través del escape.

Si hablamos de los principales atributos del Renault Sandero RS, lógicamente en primer lugar hay que destacar el precio de lista, que lo posiciona bastante más barato que varios exponentes del segmento en sus versiones “domésticas”.

Y ya que mencioné el precio, en este sentido agrego una cualidad que me parece importante destacar: la relación precio/sensaciones, creo que es de las mejores en el mercado actual. Y no digo esto por las prestaciones y las reacciones que tiene (que igualmente son para destacar), sino por lo que transmite a la hora de conducirlo (los que manejaron uno seguro me van a entender).

Por último, para rematar todo el trabajo en la mecánica y la suspensión con el sello de Renault Sport (que con el Renault Sandero por primera vez “metió mano” en un producto brasileño), hay que destacar la estética diferencial, ya que sin sobrecargar el exterior, el RS suma detalles que le dan un toque deportivo en su justa medida.

Por supuesto que el Renault Sandero RS también tiene aspectos criticables, como el volante que no regula en profundidad, la calidad de algunos plásticos o el equipamiento de seguridad, pero la realidad es que a la hora de hacer un balance final, sus atributos que mencionamos más arriba terminan por inclinar la balanza a su favor para convertirlo (sin miedo a equivocarme) en uno de los mejores ‘hot hatch’ de los últimos tiempos.