El Torino es probablemente el auto más icónico de nuestra historia automotriz por lo que representa para los argentinos en general y por todos sus logros, tanto en la calle como en el ámbito deportivo. Así como una vez encontramos una unidad impecable casi sin rodar, en esta oportunidad toca mostrar un ejemplar que lamentablemente fue dejado a su suerte en alguna cochera de Capital Federal.

Franco Cipolla tiene una página en Facebook llamada Historias del motor, donde día a día publica increíbles hallazgos y anécdotas que involucran modelos clásicos de décadas pasadas. Y hace unos días nos sorprendió con las fotos de esta unidad, que aparentemente según indica es una coupé Torino TSX, una versión del mítico auto fabricado en Santa Isabel que estuvo en la oferta aproximadamente entre 1976 y 1976.

Seguramente las fotos no son aptas para sensibles ni tampoco fanáticos del Torino, que sabemos que hay muchos. La pobre TSX quedó en el rincón de una cochera y exhibe un claro estado de abandono, con exceso de telarañas, polvo y hasta algunos raspones en la chapa. Más allá de eso, en líneas generales, al menos de vista, luce bastante entera y creemos que sólo necesita alguien con las ganas y la predisposición (y el dinero, claro) para regresarla a la vida.

Si hablamos de esta versión en particular, presentaba en el diseño frontal algunos cambios estéticos frente a los Torino anteriores. La manera más fácil de distinguirla era por los faros auxiliares, que en esta gama pasaban a ser en formato rectangular, reemplazando así a los circulares que fueron un sello distintivo del Torino a fines del 60 y principios del 70. Además, con esta serie el Torino unificaba el diseño de la trompa de la coupé y el sedán, que desde 1976 iban a ser iguales.

De costado se destacaban las llantas con un diseño denominado “Proto”, que a su vez heredaba de la anterior versión denominada GS. El resto de la carrocería mantenía la escencia de siempre del Torino, con una línea muy atractiva que siempre cautivó a los usuarios, algo esperable teniendo en cuenta que el diseño del primer Torino (la base inicial) tenía la firma de Pininfarina.

Bajo el capot, si bien hubo cierta desilución por el hecho de que perdía los clásicos tres carburadores en el motor de seis cilindros, en la práctica esta coupé Torino con un sólo carburador lograba prácticamente las mismas prestaciones que su antecesora, alcanzando una velocidad máxima que estaba en el orden de los 200 km/h. Un dato de color que siempre mencionamos es que el Torino fue el primer auto de producción nacional en alcanzar esa velocidad final de fábrica.

En síntesis, un auto que sin dudas marcó una época de esplendor y pleno apogeo para la industria automotriz nacional y también para el segmento de autos deportivos, que en aquel entonces estaba representado por Falcon Sprint, Dodge GTX y Chevy Serie 2, todos de producción nacional. Una vez le preguntamos a Figueras (que tuvo la suerte de manejar todos en sus épocas de Corsa) cuál era el mejor y su repuesta fue tajante: “Contra la espada y la pared y a la hora de la verdad, el Torino era el más equilibrado frente a todos sus rivales”.