La habitabilidad y el espacio interior en nada cambian respecto de las versiones más domésticas del modelo. Al equipamiento convencional incorpora una serie de elementos que hacen a la seguridad, tales como reconocimiento del límite de velocidad, alerta de riesgo de choque, sensores de ángulo muerto, asistencia de estacionamiento, cámara de retroceso, detección de falta de atención del conductor y sistema de alerta de mantenimiento de carril. A esto se suman seis airbags, ESP desconectable, luces LED, freno de estacionamiento eléctrico, techo solar panorámico, pantalla táctil de 9,7” y navegador.

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Como en otros modelos de la marca, la plancha muestra muy pocas teclas para las distintas funciones, todo se comanda desde la pantalla del ordenador que, por otra parte, no es lo suficientemente intuitivo.

Los asiduos lectores ya conocen mi opinión acerca del replanteo que se realizó en el puesto de conducción denominado “i-Cockpit” y que se caracteriza por contar con un volante de reducido tamaño de escasa regulación en altura e instrumental situado en lo alto de la plancha. Esto obliga a quienes no están dispuestos a manejar con el volante entre las piernas a ubicarlo al tope de altura, situación en que el aro del mismo no permite visualizar los instrumentos.

La caja automática dispone de ocho marchas (EAT8) reales, ya que la relación final (octava) no es una sobremarcha, sino simplemente un cambio más, aprovechando los más de 30 kgm a partir de las 1.900 vueltas que entrega el motor. En modo Sport los cambios se realizan únicamente desde las levas ubicadas al volante.

Sin duda, el GT es un auto con prestaciones deportivas pero que permite un uso cotidiano sin sacrificar confort de marcha ni equipamiento de serie, que no muestra puntos oscuros. Las suspensiones están cuidadosamente elaboradas; si bien copian con firmeza, no juegan en contra cuando se transita en ciudad por superficies agresivas. Cuando se encaran caminos de asfalto, en curvas de todo tipo se comporta con franqueza, con buena reacción a los cambios de apoyo y sin rolidos excesivos. En esas condiciones es cuando el GT manifiesta su carácter y virtudes.

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En exactamente 7,9 segundos el GT llega a los 100 km/h y en 28 alcanza los mil metros a casi 200 km/h. Valores más que interesantes para un hatchback de cuatro puertas que está destinado a competir con el VW Golf GTI, tanto en prestaciones como en precio.

Los frenos se mostraron eficientes, con una distancia de 39 metros para detenerlo a 100 km/h por medio de un pedal de correcta dosificación y firmeza, junto a un ABS sin vibraciones desagradables. El consumo en ciudad llega a casi 11 litros/100 km, pero en ruta, a velocidad constante de 130 km/h, el valor desciende a 7,3 litros, con una autonomía superior a los 700 kilómetros… como para llegar a Córdoba sin detenciones.

En cuanto a su comportamiento dinámico, el GT se muestra como un auto aplomado, con una más que correcta tenida direccional, aparentemente sin hipersensibilidad a los vientos laterales que le hagan perder la línea de marcha. Por otra parte, la insonorización se mostró adecuada; no se registraron filtraciones eólicas, ni siquiera a altas velocidades.