La calidad aprueba con lo justo. La insonorización eólica es buena pero no repite el concepto cuando hablamos del ruido que llega del motor o del rodamiento. No hay encastres agresivos, pero los materiales de la plancha y los de los distintos botones son de un plástico duro que nos hace recordar a modelos de los años noventa. Sin embargo, la disposición de los distintos comandos es acertada y la pantalla táctil se destaca por ofrecer una respuesta rápida con una interfaz que hace fácil su operación. Además, el equipo de audio entrega buena calidad de sonido.

Lo mejor del interior es el buen espacio que brinda, con amplio lugar en las plazas traseras, todas con su correspondiente apoyacabezas y cinturón inercial. Lo mismo vale para el baúl, que anuncia impresionantes 680 litros, una cifra que nos parece exagerada (150 más que un Vento, por ejemplo). A ojo igual se nota un importante volumen como para que cualquier familia se siente a gusto. Bajo el piso aparece un auxilio idéntico a los titulares.

Lo peor, sin dudas, está en la posición de manejo, con un volante de tamaño demasiado generoso que no regula en profundidad (la altura tampoco puede modificarse mucho) y que queda siempre lejos del tronco, sin importar la estatura del conductor. ¿Solución? Ir con los brazos estirados o acercarse demasiado a la pedalera. Además, la butaca, que regula en altura y permite ir bajo, no tiene un respaldo demasiado cómodo pese a que existe la regulación lumbar, con un apoyacabezas que queda muy cerca de la nuca.

El equipamiento tiene sus pros y sus contras. Por ahora esta GS es la única versión del Emgrand (habrá luego una con 6 airbags, ESP y techo corredizo) y por precio se ubica en la base del segmento, con lo cual tampoco se le puede exigir demasiado. Sin embargo, si bien hay medianos que siguen sin ofrecer ESP en todas sus versiones, hay varios que por este precio ya equipan de serie el faltante más grave del Emgrand. A nivel de confort la lista es completa: se destacan el mencionado equipo de audio, climatizador automático, sensor de luz y de estacionamiento con cámara, acceso y arranque sin llave y luz diurna de LED. Como faltantes anotamos sensor de lluvia y cruise control.

El motor de este Emgrand es un 1.8 de la familia Getec que está equipado con apertura y cierre variable de válvulas y, según la ficha técnica, eroga 133 CV a un régimen de 6.000 rpm y un torque de 17,3 kgm a 4.000 revoluciones. En las prestaciones alcanzó números lógicos, con 12 para el 0 a 100 km/h y 14 en la recuperación de 80 a 120 en 4° marcha. La velocidad máxima no supera los 193. En cuanto a los consumos estuvo cerca de los 7 l/100 en ruta y apenas por debajo de los 10 en ciudad, cifras que están dentro del promedio para un auto de su potencia, tamaño y peso.

El rendimiento del 1.8 es correcto y no hace falta llevarlo en vueltas para que responda. Empuja en forma lineal y con contundencia, pese a que las cifras no lo ponen entre los más rápidos de su clase. La caja de cinco marchas está bien relacionada, pero el comando muestra un claqueo no del todo agradable, pese a que las marchas ingresan sin demasiado esfuerzo. A lo que hay que acostumbrarse es al embrague, de recorrido largo y con una zona inicial muerta. El pedal central también tiene un recorrido similar aunque no tan marcado. Sin embargo y pese que esto crea una sensación de inseguridad en frenadas a baja y media velocidad, a la hora del “panic stop” el Emgrand registró buenos números, con 41 metros de 100 km/h a 0, una cifra que no todos los Mercosur alcanzan.

En ciudad el comportamiento es agradable gracias a unas suspensiones de buen recorrido que absorben las imperfecciones, pero cuando se transita por algunos empedrados o se supera un bache/lomo aparecen crujidos, producto de bujes que no están bien insonorizados. En buenos asfaltos el placer de conducción aumenta y pese a que la amortiguación es blanda, no se torna manioso a la hora de tomar curvas veloces. Los hay mejores en el segmento, pero está lejos de mostrar un comportamiento desacertado.

Ahí, más que con las suspensiones, hay que estar atento con una dirección liviana que se agradece en ciudad, pero que en ruta merecería una mejor asistencia.