Como buen Peugeot saca sus mejores cartas en el comportamiento dinámico. La calibración de la dirección es recontra directa y eso hace que en curvas cerradas el 208 busque atravesar la curva a como dé lugar, con los resultados dinámicos que eso implica.

Y acá hay que volver al iCockpit, que para algunos es una solución acertada pero mucha gente todavía no termina de tragar. El diminuto volante y la calibración del sistema contribuye al desempeño que te contamos.

A la hora de los resortes, fuimos testigos de la infinidad de kilómetros que giraron con las unidades de prueba. El resultado es más que positivo: pese a tener una calibración tradicional con “palo” atrás, evidentemente hubo un trabajo en el eje trasero que lo hace más ameno respecto de otras berlinas de PSA.

En ciudad se mueve a sus anchas, con voladizos a medio camino (el delantero con mejores ángulos respecto del europeo) y un despeje importante (1 centímetro y monedas mayor que en el Viejo Continente) que difícilmente nos llevará a raspar en alguna bocacalle o cuneta pronunciada. Las llantas de 16” obviamente tienen que ver con esto.

A velocidades altas la dirección empieza a endurecerse y ofrece un muy buen aplomo para ir con seguridad y no flaquear ante algún viento cruzado. Además, vale la pena recordar que con el sistema de carril activo vamos a ir bastante centrados durante la jornada.

Por último, los frenos: disco adelante y tambor atrás y muy mejorables 42,5 metros para el cien a cero que lo ubican al límite de la zona roja con que calificamos en auto test.