El nuevo bloque fue otro generador de comentarios en nuestras redes y llegó la hora de hablar con los determinantes números que registramos, ¿es un motor insuficiente? Vamos desde cero.

El EB2 es un 1.2 tricilíndrico desarrollado “con materiales especiales que reducen las fricciones internas”. Lo cierto es que desarrolla 82 CV y 118 Nm de par y tiene el clásico comportamiento de un bloque de estas características, específicamente su sonido característico (no ayuda que el capot venga sin aislante).

Según la marca, la familia EB2 (que ya manejamos en el Citroen C4 Cactus, por ejemplo), es una de las más sofisticadas y ganó el premio al mejor motor del año en la variante turbo (que llegará en 2021). Se fabrica en Trémery (Francia) y en sus pergaminos promete -25% de emisiones y mismo porcentual en cuanto a la reducción de peso.

Pero vos lo que querés saber es cuánto anda y cuánto gasta y para eso estamos nosotros. Vamos primero con las prestaciones. Para el cero a cien necesitó 14,3 segundos (2,6 más que el 1.6) y casi la misma diferencia en el kilómetro, registrando 36, 1 segundos. A la hora de las recuperaciones, entre 13 y 19 para el 80 a 120 en cuarta y quinta marcha, respectivamente. El 1.6 -automático- demoró 8,5. En síntesis, y como indica la lógica, es más lento que el 1.6.

Pero claro que las cartas las saca cuando hay que refuelar, porque el 1.2 necesita menos combustible cada cien kilómetros. A 100 gasta 5 litros (orillando los 1000 km de autonomía), a 130 7,2 y en ciudad araña los 9 litros mejorando en más de 3 el registro del 1.6. En definitiva: el mixto del 1.2 (7,4) es 2 litros mejor que el del 1.6 (9,6).

La caja que acompaña es una de 5 marchas manual (unica opción), de recorridos largos y algo dubitativa cuando se la apura.

Dócil y regional

Con llantas de 15 pulgadas y un perfil más grueso (65) de neumático, el 208 se movió como pez en el agua en nuestro tránsito. En ciudad su comportamiento es notable y no vas a inmutarte ni por pozos ni cráteres ni cunetas pronunciadas. La innumerable cantidad de kilómetros realizados en nuestro país le permitieron a los ingenieros acumular data y traducirla en un reglaje óptimo para que el confort de marcha sea ideal.

En ciudad los voladizos pasan lejos del asfalto y pese al esquema trasero con barra (que igual es la norma en el segmento) es un vehículo confortable al que le sobra paño. En ruta se mantiene el concepto: es un auto franco y que mantiene la línea. En cualquier caso, acá saca la chapa del ESP de serie que tanto le reclamamos durante la generación anterior.

Nos sorprendió lo directa que es la dirección. Peugeot viene trabajando hace rato en todo lo relativo al comando del auto (partiendo desde el I-Cockpit) y justamente la dirección es uno de los puntos afectados. En este 208 (y en los anteriores que hemos manejado) es muy directa y en maniobras algo exigidas como la de las fotos (que difícilmente sean cotidianas) hay que agarrarle la mano a la trompa que apunta instantáneamente donde le digas.

Por último, diferencias importantes en la frenada: notables 39,4 metros (casi 3 menos que el 1.6) donde pueden influir los 140 kilos menos que pesa ya que el neumático es de la misma marca y modelo que el Feline.