Tras anticipar al Nissan Leaf en España, y al Hyundai Kona en Italia, y conocer cómo es convivir con un eléctrico como el e-Mehari en Francia, llegó el turno de recorrer Croacia al volante del Kia Sportage. (Por Lucas Amestoy).

En este viaje que empecé en septiembre, el destino que más intriga me generaba de antemano era Croacia. Los argentinos algo de ello sabemos, y el último recuerdo remite al partido del 0-3 en el Mundial de Rusia.

También durante ese mes conocimos a su Presidente Kolinda Grabar-Kiratovic, pero no es ella quien toma las decisiones más fuertes, sino el Primer Ministro, Andrej, Plenkovic.

Croacia es un país joven, que se independizó de Yugoslavia en 1991, pero cuya Guerra de la Patria finalizó en 1995. La superficie del país es 49 veces menor a la de Argentina, y su población apenas supera los 4 millones de habitantes, concentrados mayoritariamente en Zagreb, su capital, en la cual viven poco más de 800 mil personas.

Además de que son pocos sus habitantes, cada año son más los que deciden irse del país, con un total de 916.824 emigrantes que eligen Serbia, Alemania o Canadá, entre los destinos preferidos.

«Hoy hay mucho tráfico», me dijo el taxista que me llevaba hasta las oficinas de Kia en esa ciudad. En realidad, pensaba, usted no conoce lo que es un embotellamiento en Panamericana, o en la 9 de Julio. Y a pesar del disgusto del taxista, tras cinco minutos de «congestión», el camino se normalizó.

El vehículo elegido para recorrer de norte a sur al país es un Kia Sportage diésel, cuyo diseño exterior es igual al recientemente lanzado en Argentina, pero como se trata de la opción más básica, tiene diferencias de equipamiento.

En la primera etapa vamos a unir Zagreb con Zadar, una ciudad costera de la región de Dalmacia, separada por 292 kilómetros de autopista. ¡Allá vamos!