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Manejamos en España el ecológico Nissan Leaf

Por su puesto que mis manos argentinas están muy poco habituadas en tomar el volante de un eléctrico, pero no tanto en escribir sobre ellos. Es que desde hace años venimos escribiendo sobre ellos en los salones internacionales, así que, iré y vendré entre las cosas que cambió, y aquellas que realmente me asombraron.

El punto de partida

A pesar de comenzar el otoño, la mañana del viernes 28 de septiembre parecía primaveral gracias a un sol que brillaba tras las torres de Plaza Espanya, en Barcelona. De a pocos minutos de allí retiramos “nuestra” unidad, la cual nos fue concedida sólo por un par de horas. De allí, encaramos sin demoras hacia la autopista que nos conduciría a Montserrat, el destino de este breve contacto.

De paso, un consejo: si están analizando ir a Barcelona y recorrerla en auto, tienen que saber que está minada por cámara de tránsito que cazan a aquellos que sobrepasen la velocidad máxima (en calles, 50 km/h, en vías interurbanas, 90; y en ruta, 120 km/h).

Los primeros kilómetros con el Leaf fueron de extremos recaudos. no solo por lo que recién mencionamos, sino también para tratar de familiarizarse lo más rápido posible con las señalizaciones y la conducta de los locales.

El navegador siempre nos llevó por buen rumbo, con indicaciones a tiempo y con mensajes de voz claros. Si bien contaba con datos en mi celular, prefería fiarme del GPS local. El mismo viene en una pantalla multimedia de 7″ un tanto rústica, muy similar a la del March, y que claramente desentonaba con el resto del vehículo.

En ruta

Tras varios rulos, salidas y entradas, tomamos la ruta y notamos que el andar del Leaf es sumamente suave. Pero a eso ayuda que los eléctricos no son precisamente los más prestacionales, y eso que esta nueva generación tiene 150 CV (el anterior, 109).

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Si se quiere conservar una autonomía lo más prolongada posible, con el Leaf será mejor no sobrepasar por mucho tiempo los 100 km/h. El motor no se siente en el habitáculo, y no se escucharon filtraciones eólicas en absoluto.

La frenada: la clave

Hubo dos aspectos que me cautivaron de él: el primero, es la disposición del máximo empuje ni bien apretás a fondo el acelerador, aunque eso en verdad es una característica general de los eléctricos. Lo segundo fue el E-Pedal.

Es que en el Nissan Leaf, el del acelerador cumple también la función de frenado. Puede sonar aterrador, pero es fácil acostumbrarse y una vez que se lo usa, no se quiere volver a desplazar el pie derecho para frenar con el pedal de al lado. Es como la caja automática: si siempre usaste manual, vas a estar fascinado con ella en ciudad.

Vayamos al e-Pedal. Funciona así: Cuando lo apretás, acelera. Pero cuando comenzás a soltarlo, frena. Y si lo soltás de golpe por completo, frena fuerte, no a 0 km/h, pero es contundente.

Y si al E-Pedal le sumamos el Pro Pilot, no hará falta que nos preocupemos en semáforos por regular la detención, dado que gracias a los sensores de adelante y este pedal inteligente, el vehículo se detendrá con la distancia y velocidad necesaria. Claro que no es obligatorio usarlo, y por eso cuenta con una perilla que lo activa.

Cuesta arriba

“Cuando llegues a Montserrat, no te asustes si ves que te queda solo 40% de batería. La recuperarás cuando bajes”. Eso me dijo Abel de Nissan Ibérica al momento de darme las llaves del auto. Y fue así. Es que esta localidad es un grandioso punto panorámico, y por ende, es necesario subir, y eso a los eléctricos les juega en contra comiéndole bastante batería.

Además, como mi trabajo me obligaba a tomar fotos en lugares atractivos, lo conduje bastante en ciudad, por lo que al momento de volver, la batería estaba solo en 30%. Era necesaria la recarga… ¿pero dónde? Por fortuna, el GPS del Leaf tiene instalados los puntos de recarga de toda España, y uno de ellos se encontraba a 4 kilómetros de mí, en la ciudad de San Fructuoso de Bagés.

Esta es una ciudad histórica que conserva varias edificaciones medievales, y que es un punto medio excelente para varias ciudades de la provincia de Barcelona. Las calles eran divinas y la calma reinaba al mediodía, pero no había ni rastros de estaciones de servicio a la vista, y el GPS me indicaba que estaba justo en frente de mi abastecedor de energía. Claro, no se trataba de un complejo con surtidores, sino de un poste y de dos lugares sobre la calle pintados en verde destinados únicamente al estacionamiento y recarga de eléctricos. Insólito, pero así es la movilidad eléctrica.

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El proceso de recarga es sencillo, dado que el Leaf cuenta con una toma para la recarga rápida, y otra para la lenta, ambas en el frontal. Con la primera, es posible en 40 minutos llenar hasta el 80% de la batería, y con la lenta, en 16 horas con una carga de 3 kw. Obvio que opté por la primera, pero habrá sido mi inexperiencia la que no pudo concretar la cantidad anunciada por la marca, quedándome solo en 20% más en 20 minutos.

Para concretarla, me fue necesario presentar «mi» tarjeta de usuario de auto eléctrico, a través de la cual habilito los puntos de recarga, y logro llenar la batería sin gastar un euro. Así es. Como el estado y varios municipios buscan promover la movilidad ecológica y, puntualmente, la eléctrica, dan distintos incentivos para que sean más atractivos. Uno de ellos, es el mencionado, y otros son los peajes sin costo, o tarifas de seguro más económicas por ser un cliente “consciente con el cuidado del medio ambiente”.

El regreso

Tenia razón Abel en que iba a recuperar la energía gastada en la subida, durante la bajada. Es que con las desaceleraciones, el Leaf recupera esa energía que en un auto a combustión interna se pierde, y la emplea para la recarga de la batería.

Además, cuenta con tres posiciones su caja automática: D, R y B. Esta última, destinada a recuperar más energía aún.

Por ende, el camino de regreso en bajada, sirvió para llegar bastante holgado a nuestro punto de partida. Antes de finalizar, detalles: la versión evaluada era la denominada N-Connect, o sea, la intermedia, que incluye pantalla de 7” con cámara de visión 360 con visión cenital y apoyada por sensores adelante y atrás; climatizador automático; volante multifunción; intrumental con computadora de a bordo en pantalla color; control de velocidad crucero inteligente; seis airbags; ESP y ASR; faros LED y llantas de 17”.

Conclusiones

El Leaf es un excelente producto. Sus fuertes radican en una de las mejores autonomías del mercado, con 380 kilómetros en ámbito urbano, ruta y mixto. Sin embargo, sigue siendo un problema para los amantes de viajes largos, dado que será necesario que paren cada una o dos horas para recargar el vehículo, con un stop necesario de mínimo, 40 minutos si no quiere detenerse antes de tiempo. Y eso si cuenta con un cargador cercano…

En definitiva, los eléctricos brindan muchas facilidades y una nueva experiencia de uso, pero están bastante “verdes” (vaya paradoja) como para satisfacer por completo a un conductor. Su precio en España, 33.500 euros, y para que tengan una idea, es más caro que un X-Trail full (28.150 euros). Está a las claras: a los gobiernos y las autromotrices, les queda mucho por hacer para lograr que el consumidor se vuelque definitivamente hacia ellos.