Con el Kia Sportage partimos desde Zagreb alrededor de las 16hs, momento en que el sol ya se oculta en el horizonte. Era 21 de diciembre, o sea comienzo del invierno y también del éxodo navideño, con muchas personas que abandonaban la capital del país para pasar las fiestas en familia y en sus respectivos pueblos.

Fue así que una congestión nos retuvo varios minutos hasta dejar Zagreb, pero antes, debía pasar por el peaje, que como en tantos otros países de Europa te entrega un ticket al salir de la ciudad y pagás sólo al entrar en otra de acuerdo a la cantidad de kilómetros recorridos.

No solo estaba ansioso por el viaje, sino porque también probaba un motor que no se vende en Argentina. Se trata de una variante del CRDI con 1,6 litros de cilindrada (en el mercado local se vende el 2.0) y 136 CV, asociado a una caja manual de seis marchas que tracciona hacia el eje delantero.

Este motor (internamente llamado U3) es novísimo, llegó a Europa a mitad de 2018 y cuenta con tecnología activa para el control de emisiones. Este sistema se llama SCR, y consta de un catalizador selectivo que reduce los gases y partículas contaminantes, como el dióxido de carbono, y óxido de nitrógeno, respectivamente.

Este cuatro cilindros, que está hecho en aluminio, cuenta con mayor presión en la inyección de combustible en los cilindros, tiene una bomba de aceite de caudal variable y su sistema de control de temperatura ha sido mejorado. Todo para lograr una mayor eficiencia.

A esto se suma que pesa 15,6 kg menos que el 1,7 litros CRDI al que reemplazada, y gracias a todo lo mencionado sus emisiones se ubican bastante por debajo del límite estipulado por la norma Euro6.

Pero volvamos a las sensaciones. Al salir de la cabina de peaje, noté que la primera marcha es bastante corta, y la respuesta es pobre hasta que el turbo comienza a soplar (desde las 1.800 rpm).

La máxima en estas vías es de 130 km/h, y solo una vez tuvimos que tomar una ruta alternativa, cuando cruzamos el peaje y pagamos lo 17 euros correspondientes a los 280 kilómetros que recorrimos por ella.

Mi primer destino fue la ciudad de Zadar, la cual se encuentra en los márgenes del Mar Adriático y es una de las más visitadas durante la temporada de verano. Pero es invierno, y está casi deshabitada, tanto es así que el hostel donde me hospedé estaba completamente vacío, por lo que todo estaba a mi disposición. Estacionado, el Kia descansaba. Y yo también.