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Opinión: aunque no te guste el Kwid te hace ahorrar 4 palos

Una breve opinión de la llegada del Kwid al segmento A. Todos los detalles

Opinion Renault Kwid

Volvió el Renault Kwid, señores. Y, quieras o no, se reactivó el A, un segmento que el argentino siempre miró con cariño porque básicamente se trata de poder tocar con las manos uno de los momentos más importantes para todo ser humano: el de hacerse con su primer auto.

¿Qué pasó? La historia es conocida: las trabas a las importaciones hicieron que el Kwid no pudiera ser importado más desde el otro lado de la frontera (Brasil) y eso le cortó al chorro a un modelo que venía granjeando 45.000 unidades desde su lanzamiento nacional en 2017 hasta 2021 cuando Renault anunció la “suspensión” de su comercialización, dejando la puerta más que abierta a que las cosas se acomoden.

Tres años más tarde, con un restyling sobre el lomo en su país de origen y unos meses después de la presentación de su variante E-Tech, el Kwid naftero vuelve a los salones de venta de los concesionarios del rombo.

Como cada vez que hay un lanzamiento la usina de contenido de auto test estuvo a la altura y te mostramos en primera persona el lanzamiento del benjamín del rombo. Eso, además de mostrarte casi en vivo todos los lanzamientos, nos permite tener algo que unas décadas atrás no podíamos medir: su feedback, o sea, tu opinión. Inmediatamente las publicaciones se llenaron de comentarios y, aunque creemos que tanto ustedes como nosotros formamos parte de un nicho, quedó claro que el Kwid no es muy bienvenido.

Sí, probablemente yo también con 18.000 dólares elija otra cosa antes que un Kwid, pero como te dije antes, el usuario tradicional y no contaminado como vos y yo posiblemente prefiera un “cero”: en garantía, asesorado durante el proceso de compra y con todos los beneficios que supone el proceso. Obvio que también tiene sus puntos negativos, pero esa no es la cuestión ahora.

Lo concreto es que mientras el Kwid hacía su segunda vuelta en Argentina, pensaba que su retorno hace que acceder a un cero kilómetro sea más barato. Ok, nada nuevo, pero sí es algo sustancial que pocas veces trae aparejado con la presentación de un auto. Y permítanme volver a eso del feedback: en 45’ se vendieron los 50 Kwid que estaban destinados a la preventa.

Cuando Kwid, Mobi y Up desaparecieron del radar, el segmento B “techo alto” ganó protagonismo y se posicionó, con sus pro y sus contra como la nueva puerta de entrada al maravilloso mundo de los autos.

Estamos diciendo que, hasta hace algunas horas, quien quería un primer auto tenía que pensar en los 24,7 millones de pesos que cuesta un Sandero (diciembre 2024) que, de paso, registró 0 estrellas en su paso por Latin NCAP (Kwid tiene tres pero con protocolo 2017). Saliendo un poco de la burbuja gala, tenés un Yaris por 21,1 millones de pesos. Pero la idea de esta nota no es que sea una guía de compra de tu primer cero si no mirar a los A con otros ojos: sí, sabemos que no son los A que queremos ni nos merecemos, pero como nos dijo un importador hace no mucho, “Argentina tiene los autos que podemos pagar”. Y ese concepto creo que se aplica a un montón de cosas, productos y conceptos de la diaria porque no siempre podemos comprar lo mejor de lo mejor y tenemos que conformarnos con algo que, con suerte y laburo, en un futuro podemos mejorar. Nuestro trabajo siempre es recomendarte lo mejor dentro de tu presupuesto y aunque nos gustaría que el auto más barato tenga 6 airbags y ADAS, entendemos el contexto de nuestro mercado y siempre vamos a privilegiar el mejor producto disponible, tanto para vos como para nuestros familiares: eso no se negocia.

El Kwid y el Mobi no le hacen asco a nada ni vienen con un discurso raro (bueno el Kwid con eso del “SUV de los compactos” puede ser): lo que quieren es ser la solución de movilidad para un cliente que busca su primer auto, con un equipamiento de seguridad cuanto menos digno, motores austeros, un espacio que por lo menos te va a permitir salir a la ruta por si pinta una escapada y, la mejor noticia para tu bolsillo, hizo que llegar a un cero perfore la barrera de los 20 millones de pesos.