Cruze: la historia que no conocías del auto que salvó a Chevrolet
Charlamos con la persona que estuvo a cargo del “proyecto fénix”. Todo sobre cómo surgió uno de los mejores autos de Chevrolet en Argentina.
Isela Costantini, ex presidente de General Motors Argentina, Paraguay y Uruguay entre 2012 y 2016, fue la protagonista más reciente de nuestro ciclo de entrevistas. En una extensa charla que se prolongó durante casi dos horas, Costantini repasó su carrera por GM, que incluyó el resurgimiento de la planta de General Alvear.
Corría el año 2012 y la fábrica de Santa Fé tenía un presente complicado. El centro industrial que se había instalado en 1996 con el Corsa no contaba con un modelo moderno que se pudiera exportar a otros mercados.
El Classic estaba casi en retirada y según Costantini “con cada Classic que producíamos perdíamos 1.000 dólares” y el Agile era un producto que ya no tenía competitividad. “No podía ponerle transmisión automática o cambiarle el motor por uno más potente, no podía tener nada de tecnología”, destacó la ex CEO. “Había que traer un producto nuevo que nos permitiera mejorar la capacidad de exportación”, agregó.
Ahí es cuando surge el “Proyecto Fénix”, que hace alusión al ave que se regenera de sus propias cenizas. Imposible encontrar una mejor analogía. En la primera etapa se barajaron varios modelos para fabricar en Argentina: Sonic, S10 y Cruze.
Sonic era un producto que también estaba casi en retirada y además nunca tuvo el éxito esperado en nuestro mercado. La pick up hubiera sido quizás lo más lógico pero hay que recordar que ya se hacía en San José dos Campos y requería una inversión muy costosa sacársela a Brasil. Quedaba Cruze, que era una silueta que otras marcas ya producían en el país como Citroën o Ford.
En 2012 Daniel Akerson, CEO de GM a nivel global entre 2010 y 2014, dio el ‘OK’ para producir el Cruze, que requirió en principio una inversión de 450 millones de dólares para modernizar las instalaciones de una planta que hasta ese entonces producía autos con más de quince años a cuestas. El resto, como se dice, es historia.
Así fue como, luego de salvar a la marca en Estados Unidos en plena crisis del petróleo, el Cruze llegó para el resurgimiento del centro industrial de Santa Fé. En 2016 comenzaron las ventas del sedán y unos meses más tarde también se sumaría la carrocería hatchback.
El Cruze era un auto con mucha tecnología para la época (posiblemente el más moderno producido en el país) porque estaba diseñado para un consumidor más exigente. Con encendido remoto, cargador inalámbrico de celular, ADAS, entre otros ítems, tenía uno de los equipamientos más completos del segmento. Le faltaban algunas cositas como faros de xenón, climatizador bizona o el techo corredizo, que solo ofrecía el bicuerpo.
Otro atributo que podríamos incluir en el rubro de tecnología era el motor. Hablamos del 1.4 turbo de 153 CV que siempre fue una de las mejores alternativas del mercado y ofrece buenas prestaciones con un consumo de combustible contenido, sobre todo en el uso urbano. Ese motor comenzó a producirse localmente en agosto de 2017.
Y lamentablemente la historia del Proyecto Fénix terminó el año pasado, cuando la marca anunció que dejaría de producir el Cruze. El modelo ya se había discontinuado a nivel global y Argentina era el único país que lo fabricaba.
Si repasamos las ventas del Cruze durante su última etapa, ya con varias actualizaciones encima, durante el período de restricciones y escasez de unidades importadas se posicionó como uno de los más vendidos del segmento junto con el Corolla, beneficiado también por una doble oferta de carrocerías.
Su caída comenzó en 2023, más allá de que ese año patentó 9.330 unidades, 181 más que Corolla y, finalmente, en 2024 las ventas se desplomaron y apenas acumuló 4.648 matriculaciones. Con el fin del Cruze también terminó una etapa donde Argentina produjo autos para el segmento mediano.