Adentro se alinea con lo visto en DS 7 pero a escala. Hay proliferación de diamantes por todo el habitáculo y una primera percepción impecable y a puro lujo, algo en lo que mucho tiene que ver el tapizado de cuero claro (que es opcional). Plásticos de buena factura y tacto y líneas superbarrocas. No nos terminó de cerrar que los comandos sean táctiles (salvo la baliza y el encendido/apagado del estéreo) ni la distribución y diseño, poco intuitiva en ambos casos.

Los 17 centímetros de largo (+10 entre ejes) garantizan más espacio en las filas traseras aunque una persona de estatura promedio va a entrar con lo justo. Lo que está asegurado es que, de entrar, tres viajarán con sus respectivos cinturones inerciales y apoyacabezas que copian el respaldo y no interfieren con la visibilidad.

Adelante el conductor dispone de una butaca de muy buen agarre y con regulaciones manuales (eléctricas y calefaccionadas en el Grand Chic), cargador inalámbrico (también “colado”) y pocos huecos para dejar —sobre todo tener a mano— billetera, llaves, etc.

Independientemente de la cantidad de gente que viaje, atrás dispondrán de 350 litros de capacidad de carga para un baúl con una de las ubicaciones menos intuitivas de botón de apertura (ver foto) y una boca de carga algo elevada.

Esta variante intermedia está bien equipada. Para ubicarse al límite del impuesto interno DS le sacó ítems “caros” como la carga inalámbrica y los ADAS (lo que más extrañamos), aunque el resto de la nómina es muy buena (ver ficha), con una pantalla de 10,3” de muy buena definición y con conexión Android e iOS. En el debe, además de lo mencionado, anotamos el techo corredizo y sensores delanteros de estacionamiento para poner a resguardo el faraónico mascarón de proa.

El esquema de suspensión es tradicional, con un eje trasero rígido que, aunque esperábamos algo más complejo, no se traduce en un andar poco confortable por su origen extrazona. El tamaño de las llantas sí puede jugar en contra si agarramos un pozo o un corte de asfalto pronunciado aunque el talón de 55 ayuda ligeramente a mitigar ese incidente. De no mitigarlo, sufriremos con un auxilio temporal.

Tiene una muy buena dualidad tanto para la ciudad, donde ataca cunetas y bocacalles sin problemas y en ruta donde va estable y sin mayores complicaciones salvo por algún viento fuerte cruzado que se aprovecha de los centímetros de elevación extra de esta variante. La dirección eléctrica es un placer para manipular en ciudad y segura cuando ganamos velocidad.