El equipamiento de serie es completo con ambas butacas delanteras con reglaje eléctrico incluyendo los pétalos laterales y el asiento del conductor, climatizador bizona, sistema de navegación con pantalla táctil de 8,8” que también se puede modificar en sus funciones por medio del iDrive Controller. Además cuenta con con Apple Car Play y BMW Connected App, controles electrónicos de estabilidad/tracción, ayuda en pendiente, techo solar panorámico y control de velocidad de crucero como los aspectos más destacables.

En cuanto al espacio interior las plazas traseras ofrecen espacio suficiente para cualquier humano. Los materiales y encastres (sin proliferación de plásticos) están a la altura de lo que en general se espera de un BMW. Lo mismo vale para la posición de manejo de estilo bien germano con múltiples regulaciones tanto de la butaca como de la columna de dirección con un volante multifunción de tacto grueso. Los mandos están a mano del conductor y el instrumental no ha sufrido cambios similares al del Serie1 manteniendo el estilo convencional y sobrio de la plancha tradicional en los BMW de los últimos tiempos.

Si bien esta renovada X1 cuenta con rodado de perfil relativamente bajo (225×50) transitar por las mal mantenidas calles porteñas no ofrece problemas ya que las suspensiones absorben con decisión las irregularidades sin transmitir incomodidades al habitáculo lo que hace que circular a diario en tránsito urbano sea una tarea placentera debido a una más que correcta insonorización.

A pesar de los 1.600 kg de peso en vacío y casi 1.800 con dos personas bordo y tanque completo, los valores de aceleración son satisfactorios gracias a la entrega de los 192 caballos que dispone el motor de 2.0 litros con turbo y los casi 30 kgm de torque máximo entre las 1.350 y 4.600 rpm con una relación 96 CV/litro de cilindrada. En 8,1 segundos llega a los 100 km/h y en 28,4 cubre el kilómetro utilizando la función Sport.

El consumo es austero, considerando el coeficiente aerodinámico y peso, aspecto en el que juega su papel la Steptronic de doble embrague y siete marchas logrando que a 130 km/h el motor gire descansado a 2.100 vueltas en D7 con una autonomía de 700 kilómetros: Buenos Aires-Córdoba con un tanque.

Las distancias de frenado, gracias a la eficiencia del sistema, están dentro de lo esperado en un BMW: en 37,9 metros es posible detenerlo a partir de los 100 km/h. La velocidad máxima declarada por BMW es 224 km/h.

El comportamiento dinámico, a pesar de haber abandonado la tracción posterior, se mantiene dentro de los parámetros tradicionales de la marca mediante suspensiones firmes con un reglaje levemente rígido que colabora en su desempeño cuando se encaran caminos sinuosos con curvas variadas manifestando total franqueza ante los cambios de apoyo sin excesivas inclinaciones de la carrocería.

Si bien habrá que olvidarse de “jugar” con los deslizamientos de cola del eje posterior, no mostró tendencias a subvirar como en gran parte de los vehículos que aplican la potencia el el tren frontal. Neutralidad absoluta que transmite seguridad al encarar virajes a velocidades elevadas. En este escenario juegan su papel un sistema de dirección preciso y una conexión de cambios vertiginosa tanto en modo Manual (desde el selector o las levas) como en Drive Sport que responde de inmediato al llamado del acelerador.