Adentro la temática se mantiene, con una arquitectura simple pero también impregnada de detalles sportivos que le quedan muy bien, como el aplique plástico que combina con la pintura exterior, el tapizado símil fibra de carbono, las costuras rojas y, por supuesto, las butacas bucket que también son opcionales: la buena noticia es que, además de su diseño, ofrecen un buen agarre, aunque el precio es perder las regulaciones eléctricas de las estándar. Un puesto de mando con regulaciones mecánicas pero en el cual se logra una postura ideal y deportiva.

Si pone la lupa en la plancha notará algunos detalles, como los comandos característicos de FCA para la climatización (de dos vías), las salidas de aire que remiten a los Alfa noventosos y también otro detalle muy FCA, que es la central multimedia que comparte con algunos primos lejanos (como Mobi). Huelga decir que pide a gritos algo moderno, a color y con mejores conexiones (navegador opcional).

A las plazas traseras se sigue accediendo con el recurso de la manija escondida, que todavía genera momentos divertidos cuando el amigo que va atrás comienza la búsqueda infructuosa para abrir la puerta. Pero las risas se terminan cuando atrás se tienen que ubicar tres adultos.

Este Veloce se pasa al bando de las automáticas con una TCT, que son las siglas de una transmisión doble embrague. Su pasaje de marchas es eficiente, aunque en algunas ocasiones percibimos tironeos que no nos gustaron mucho. Las levas, con licencias para un manejo secuencial pero con una calidad mejorable (plástico).

Dinámicamente el Giulietta va muy bien, con una configuración y una estructura que está más orientada a brindar más sensaciones que confort. En ciudad, el tren trasero (multibrazo) es algo seco, y el talón de 45 más las 17” de las llantas no juegan a favor del confort. A eso súmele el reducido despeje en 5 centímetros. Claro que eso encuentra su contrapartida en ruta –o autódromo–, donde dobla con franqueza y va super aplomado en velocidad crucero.

Acelerar, acelera. Y también frena, porque está calzado con pinzas Brembo (pintadas en rojo, como corresponde) que detienen al Giulietta en distancias muy buenas, cerrando un combo dinámico impecable.