Volkswagen T-Cross 200 TSI: consumos y prestaciones del nuevo motor turbo
Hicimos aproximadamente 200 kilómetros con el nuevo Volkswagen T-Cross con motor turbo en un operativo urbano y te contamos nuestras sensaciones y, más importante, cuánto combustible gastó en el recorrido.
El Volkswagen T-Cross es un modelo que conocíamos muy de cerca. Lo probamos a fondo cuando se presentó en 2019, y pocos días después fue uno de los protagonistas del Master Test de SUV del segmento B. Por eso, cuando el producto brasileño sumó esta variante turboalimentada, nos pusimos de acuerdo con la gente de Volkswagen para realizar una evaluación diferente y comprobar la eficiencia del nuevo impulsor de 116 CV en un ámbito 100% urbano.
Operativo urbano: el recorrido
Así fue como delineamos un derrotero de 100 kilómetros (que realizamos en dos pasadas para completar 200 km) por diferentes puntos de interés general en la Ciudad de Buenos Aires, combinando trayectos de ciudad con algunos de autopista por la infame General Paz. Así las cosas, cargamos los handies, llenamos a tope el tanque de combustible, conectamos nuestro teléfono a VW Play, reseteamos el odómetro a 0 y encaramos un nuevo operativo urbano.
El punto de encuentro fue en las oficinas de auto test en la zona de Barracas. Desde allí partimos hacia Puerto Madero para hacer la producción de fotos que acompañan esta nota en las cercanías del Puente de la Mujer. Luego, un breve paso por el Teatro Colón, para después tomar la Avenida Figueroa Alcorta y desembocar en la Lugones para hacer un tramo de autopista.
Ya en la zona de Núñez, parada fotográfica obligatoria en el pintoresco Barrio Chino, y de paso verificamos que hasta ese momento el T-Cross había consumido un promedio de 10,3 litros cada cien kilómetros. Tras otro recorrido de ciudad con tráfico denso debido al horario, encaramos rumbo hacia la General Paz para realizar el último trayecto de autopista y luego emprender el regreso hacia el punto de partida y, antes de retomar la marcha, hicimos una pequeña parada técnica para llenar los tanques de combustible (de los pilotos, claro).
Fueron 200 kilómetros aproximadamente donde pudimos reafirmar conceptos y virtudes de este SUV que busca ser la opción ideal para un cliente que quiere ese look de “camioneta” pero sin la mecánica ni los costos que acarrea una 4×4 en cualquiera de sus alternativas.
Consumos y prestaciones
El 1.0 es un bloque multipremiado de la familia TSI que llegó en 2015 al Golf europeo y que luego empezó a ser usado “allá” en otros modelos de la marca como Polo, T-Roc y up!. A la Argentina llegó curiosamente en una reinterpretación del up! GTI denominada Pepper, con 101 CV.
Pero este tri tiene algunos cambios respecto de aquél: en el block, en la tapa de cilindros y en el turbo. Está construido principalmente en aluminio e incorpora tecnologías en el cigüeñal para reducir las fricciones y las vibraciones (algo muy característico de los tres cilindros). Hereda también tecnologías de otro peso pesado de la familia de VW como es el 1.4 TSI: culata de aluminio con el colector de escape integrado, y sincronización variable de admisión y escape de válvula.
La inyección naturalmente es directa y de alta presión: varía entre 120 y 250 bar y, la respuesta a una de las preguntas más comunes a la hora de evaluar una compra: la distribución es a través de correa dentada.
La primera experiencia con este TSI la tuvimos antes de Volkswagen T-Cross con la llegada de su hermano fastback Nivus. El modelo que aterrizó en noviembre de 2020 nos dio un jugoso anticipo de cómo se llevaba el TSI con una silueta SUV del segmento B, pero como hacemos hace 30 años, ni bien sacamos la nueva T-Cross nos la llevamos al Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires para probar y analizar todas sus nuevas prestaciones.
A los bifes. A diferencia de otro lanzamiento, esta T-Cross -que ahora estrena la denominación 200 TSI por su torque- tiene dos referencias para contrastar: su homónima MSI y también Nivus, con quien comparte, plataforma, conjunto motopropulsor y buena parte de ADN.
La jornada en el autódromo dictaminó un cero a cien en 10,7 segundos, lo que implica una mejora de 3,6 segundos respecto de la T-Cross MSI (14,3 s) y 0,3 segundos más lenta que Nivus (10,4 s), que acusa unos kilos menos en la balanza (1.199 kg vs. 1.254).
En el cuarto de milla, llegó 1,8 segundos antes que la MSI (17,5 y 19,3, respectivamente) pero 0,2 después que Nivus (17,3), mientras que el kilómetro lo cubrió en 32,3 segundos lo que implica una mejora de 3,2 segundos.
A la hora de las recuperaciones, la turbina y la caja trabajan de manera muy eficiente. Tanto que para el reprise de 80 a 120 la nóvel T-Cross necesito 7,9 segundos a diferencia de los 10,7 de la MSI, una brecha súper interesante para, por ejemplo, un sobrepaso en ruta.
En pocas palabras: la 200 TSI, con solo 6 CV más pero con una reinterpretación total del corazón mecánico, logra un promedio de casi 3 segundos mayor velocidad en todas sus prestaciones.
Ya sabemos que es más rápida, pero eso por lo general se paga, literalmente, en el surtidor. Tenemos noticias respecto de eso porque obviamente salimos a medir todos los consumos que siempre analizamos en auto test.
Antes de encarar el recorrido urbano, subimos a la ruta y registramos todo. A velocidades constantes muestra una cara muy eficiente gracias al trabajo con el control crucero. Pero además, esta versión tiene un plus para los impacientes: el tanque de combustible gana 2 litros de almacenamiento que repercuten en la autonomía.
A 100 km/h (girando a 1.900 RPM) nos pidió 5,1 litros (en oportunidades por debajo de 5) lo que matemática mediante se traduce en más de 1.000 kilómetros de autonomía. A 130 (2.100 RPM) el TSI se fue hasta 9,1 litros lo que reduce la autonomía hasta 571 km. En comparación con el aspirado MSI, gasta 1 litro menos a 100 (2.100 RPM) y 1,6 más a 130 (2.500 RPM) lo que implica alcances de 820 y 665 kilómetros, respectivamente.
Seguramente lo más probable es que pases mayor tiempo manejándolo en la ciudad. En el ámbito urbano, en todo nuestro recorrido promediamos 10,3 litros cada cien kilómetros, totalizando una autonomía de 505 kilómetros. Cabe aclarar que esta versión con turbo incorpora un tanque de 52 litros (50 en el MSI). Estos valores se ubican apenas por encima de la variante aspirada, aunque cabe aclarar que la exigencia a la que sometimos al 200 TSI fue mayor.