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Opinión: ¿qué pasa con los conductores de Amarok?

Analizamos el fenómeno alrededor de los conductores de la Volkswagen Amarok.

Opinion conductores amarok

Seguramente lo viste en las redes porque fue tendencia: esta mañana la autopista General Paz quedó totalmente cortada luego de que un vehículo impactara contra un cartel y lo tirara -literalmente- abajo. ¿El vehículo en cuestión? Adivinaste, una Volkswagen Amarok.

Lo cierto es que a diario somos testigos de innumerables accidentes (menos y más graves) que involucran a la pick up fabricada en Pacheco. Y claro, también es moneda corriente la conducta absurda y temeraria de sus conductores en las rutas y autopistas de nuestro país.

Incluso me animo a decir que es un estudio de caso interesante para el psicoanálisis. ¿Por qué los conductores (y conductoras) de Amarok se comportan de esa manera? ¿Qué los incentiva a hacer luces y pegar su camioneta a milímetros del paragolpes del auto que tienen adelante? No quiero generalizar pero es algo que no pasa tan seguido con otras pick ups del segmento como Hilux, Ranger o Frontier.

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Se volvió algo tan cotidiano ver una Amarok involucrada en un accidente o una maniobra indebida que hasta hay cuentas en las redes sociales destinadas a mostrar y exhibir el comportamiento inadecuado (dicho de la manera más correcta posible) de sus usuarios, ya sea circulando por la banquina, adelantando autos en lugares no permitidos y hasta están los que se graban manejando a más de 150 km/h y haciendo zig zag por la Panamericana con sus Amarok “chipeadas” con más de 300 caballos.

Es posible que este fenómeno haya sido potenciado por la aparición de la versión V6, que se volvió claramente la preferida por esta clase de conductores. Y si creen que me equivoco, hagan la prueba y cuenten de todas las Amarok que ven en la calle cometiendo todo tipo de infracciones, cuántas son V6.

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Mientras pensaba esta nota fue inevitable acordarme de aquel polémico y divertido editorial de Figueras sobre los usuarios de Bora y Vento hace unos años (los “Boraludos”, como les decía). ¿Será que ahora esos usuarios mutaron en “amarokludos”? Tengo muchas pruebas (los miles de videos que hay circulando en las redes) y cero dudas.

En aquella editorial, Figueras describía las maniobras más comunes:

Transitan por la ruta a una velocidad promedio de 120 Km/h pero si alguien intenta superarlos, inmediatamente aceleran y pueden llegar a sobrepasar los 180 Km/h para que el presunto «rival» no logre su cometido.

En el transito de las autopistas (Panamericana, Buenos Aires – La Plata, Acceso Oeste, etc.) se los ve haciendo slalom entre los autos hasta que finalmente se encuentran con un tapón en el carril más lento. Pero no se inmutan, son perseverantes y repetirán la maniobra una y otra vez.

En la ciudad, en horas pico, inventan un carril inexistente y encerrarán a una señora que maneja un Up! para ocupar su lugar, sin aviso previo. Simplemente le tirarán el Bora encima.

Cuando viajan por autopistas, aunque no tengan posibilidad de sobrepaso, se ubicarán a centímetros del paragolpes de quien los precede”.

Podríamos reemplazar el nombre Bora por Amarok y todo seguiría igual, ¿no?

Y así como lo dijimos en su momento, vuelvo a repetir: ojalá que nadie se ofenda porque, como sucede con el Bora, no es culpa del modelo de auto o camioneta. La Amarok es un excelente producto que se posicionó como una de las pick ups más elegidas del mercado en base a atributos como comportamiento dinámico, confort de marcha y su motor V6 (paradójicamente el que también la puso en el ojo de la tormenta, ja).

Estoy seguro que así como hubo usuarios de Bora que se sintieron tocados hace unos años ahora quizás suceda lo mismo con los de Amarok. A ellos les digo que no se preocupen, porque conozco dueños de Amarok que son excelentes conductores y que se comportan como gente civilizada en el tránsito diario. Pero no me pueden negar que en las calles argentinas hoy abunda un nuevo gen automotor: el de los “Amarokí”, como los llaman en las redes.