El Volkswagen Bora y la histórica editorial del Colorado: «Los Boraludos»
Hace unos años el Colorado Figueras escribía una de sus editoriales más polémicas con el eje en uno de los autos del momento: el Volkswagen Bora.
Hablando de otro tema con el equipo de redacción nos acordamos de aquella histórica y polémica editorial del Colorado Carlos Figueras, en la que -fiel a su estilo- opinaba cruda y abiertamente sobre, en este caso, los usuarios del Volkswagen Bora. Su título «Los Boraludos» despertó amores y odios cuando fue publicada en la revista, hace ya unos cuantos años. Y hoy, después de tanto tiempo, decidimos publicarla y recordarla con algo de humor y nostalgia, como seguramente lo haría el propio Colorado.
Antes que nada, queremos dejar en claro que no es nuestra intención ofender a nadie. En el texto Carlos Figueras aclaró que el Bora es un auto familiar correcto con buenos atributos y tampoco hay que hacer generalizaciones. Decimos esto porque sabemos que hay muchos usuarios de Volkswagen Bora que quizás se sintieron “tocados” en su momento, pero lo cierto es que ellos no tienen la culpa del fenómeno que causó el modelo. La idea de este recuerdo es simplemente eso, acordarnos de la polémica pluma del Colorado Figueras.
El Club de los «Boraludos»
Hace tiempo que es comentario reiterado en la redacción. Nuestros constantes viajes por rutas argentinas, calles y autopistas, han servido para detectar la existencia de un club (o secta) que agrupa a ciertos propietarios de Volkswagen Bora. Por supuesto que no son mayoría -si usted no es un psicótico inadaptado y tiene un Bora no se sienta miembro de la cofradía- pero el porcentaje de «Boraludos» (¿se entiende?) no es menor y se destacan por realizar maniobras iracundas que ponen en juego la vida de los demás automovilistas. Entre las más comunes figuran:
- Transitan por la ruta a una velocidad promedio de 120 Km/h pero si alguien intenta superarlos, inmediatamente aceleran y pueden llegar a sobrepasar los 180 Km/h para que el presunto «rival» no logre su cometido.
- En el transito de las autopistas (Panamericana, Buenos Aires – La Plata, Acceso Oeste, etc.) se los ve haciendo «slalom» entre los autos hasta que finalmente se encuentran con un tapón en el carril más lento. Pero no se inmutan, son perseverantes y repetirán la maniobra una y otra vez.
- En la ciudad, en horas pico, inventan un carril inexistente y encerrarán a una señora que maneja un Up! para ocupar su lugar, sin aviso previo. Simplemente le tirarán el Bora encima.
- Equipan sus vehículos con falsas lámparas de xenón de tono azulado que solo cumplen la función de encandilar a quienes circulan en sentido contrario.
- Cuando viajan por autopistas, aunque no tengan posibilidad de sobrepaso, se ubicarán a centímetros del paragolpes de quien los precede.
- A algunos se los identifica porque muestran una tendencia al «Tunning Light» compuesto por llantas pintadas de negro, cálipers de los discos en rojo o amarillo, suspensiones rebajadas, tacómetro ubicado a la izquierda del conductor, vidrios polarizados, escapes especiales y hasta algún representante de los «quiero y no puedo» que se pasea con el logo de los cuatro anillos de Audi en la tapa del baúl.
La pregunta es: ¿Qué pasa con el Bora que se transformó en un símbolo de conductores irascibles al volante? Algo que no sucede con los que conducen un 408, un Focus, un Golf o un Cruze.
En realidad, el Bora es básicamente un auto familiar con buenas prestaciones, y nada más. Sería interesante consultar a un profesional de la psiquiatría para que, luego de varias sesiones con uno de estos sujetos, nos diera un diagnóstico acerca de la enfermedad o el complejo que los afecta.
Por Carlos F. Figueras