Lamentablemente, escuchar la palabra “aumento” en Argentina es moneda corriente (salvo a la hora de hablar de los sueldos, claro). Esta mañana comenzó a regir un nuevo ajuste en el precio de los combustibles en todo el país y es inevitable hacer un poco de historia para lamentarse o reflexionar acerca de un problema que tiene varios años a cuestas.

Para que tengas un pequeño “pantallazo”, en febrero de 2020 el litro de nafta súper en CABA rondaba los 54 pesos. Ese valor lo obtuvimos gracias a la página Surtidores que sirve efectivamente para viajar al pasado donde los tiempos ¿eran mejores?

Con el nuevo incremento en el precio de los combustibles, la nafta más barata en la Ciudad de Buenos Aires ahora cuesta casi 100 pesos, lo que significa un aumento del ¡85%! frente a los números que se manejaban hace dos años. Lógicamente, las compañías petroleras siempre utilizan la misma justificación ante los aumentos: devaluación, inflación y el incremento del petróleo a nivel mundial. Lo cierto es que para los que utilizamos el auto como una herramienta de trabajo o simplemente, un medio de transporte, es cada vez más difícil cargar combustible.

Me acuerdo épocas en donde el típico usuario de Gol, Corsa, Palio, etc, replicaba en varias oportunidades la frase “le hecho 100 pesos y ando una semana, es un caño y no gasta nada”. Si traducimos esa frase al 2022, lo correcto sería decir “le hecho 1.000 pesos y ando una semana”, siempre hablando de autos que consumen poco combustible.

Soy consciente de que el precio del combustible no es la única variable que se modificó en el transcurso de los últimos años y hoy en día hay una multiplicidad de factores que inciden en el mantenimiento de un vehículo. Por supuesto que todos van en sintonía con palabras que los argentinos conocemos muy bien desde hace tiempo: “inflación”, “devaluación”, o “Argentina, no lo entenderías”.