El segundo día de la estadía en Bolonia fue peor que el primero. Las lluvias no solo no pararon sino que se intensificaron, por eso el Kona permaneció sano y salvo bajo techo.

Al día siguiente, el sol se apoderó del cielo italiano, y con semejante marco, no había un mejor destino que Manarola, uno de los cinco pueblos costeros de Cinque Terre, en la provincia de Liguria.

Para llegar hasta allí, tomamos la E45 en dirección norte para después girar al oeste por la E33, conduciendo 215 kms hasta La Spezia. Durante ese trayecto, aprovechamos para tomar los primeros apuntes de consumo. A 130 km/h, el tricilíndrico 1.0 trabajó a 3.000 rpm y gastó 7,4l/100 kms. Nada mal. Y a 100 km/h, el tacómetro indicó un esfuerzo de 2.300 rpm y la computadora de a bordo acusó 5,7 l/100 kms gastados. ¡Espectacular!

En ningún momento se sintió en el habitáculo el trabajo del motor y en los momentos en que fue necesario un sobrepaso, con bajar a la quinta marcha bastaba, lo que dejó más que claro que la sexta es una sobremarcha que privilegia el ahorro de combustible.

Tras las lluvias, el frío, y para combatirlo el Kona se vale apenas de un climatizador de una sola zona, pero lo compensa con butacas delanteras y volante calefaccionados (las butacas también tienen ventilación para días calurosos).

Al llegar a La Spezia, un camino serpenteante me separaba de la cumbre, donde se ubican los pueblos de Cinque Terre. Se trata de un camino con mucho faldeo, similar al que se puede encontrar en algunas zonas de Córdoba o San Luis. Acá el Kona también se mostró seguro, sin inclinarse  ante curvas cerradas  y respondiendo con potencia suficiente para trepar, aun con la tercera marcha colocada.

En Manarola, como en el resto de las poblaciones de Cinque Terre, no se puede ingresar con autos, así que dejé al Kona estacionado en la entrada. Un recreo para contemplar uno de los mejores paisajes de lo que va del viaje, y de vuelta a la ruta.

Ahora, el destino es Pisa, ciudad de apenas 89 mil habitantes, y cuyo atractivo principal es la Torre Inclinada, que fuera construida en 1174, y que hasta 2008, cuando se realizaron trabajos puntuales sobre su base, siempre fue inclinándose. Ya son las 17hs y el sol empieza a caer. Mañana será otro día.