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Más de 2.000 kilómetros con el Fiat Pulse: te contamos cómo anda y los consumos

Nos subimos a uno de los lanzamientos del año y para estar a la altura nos fuimos hasta San Luis para poner a prueba todos los atributos del Fiat Pulse en su variante full, con el motor 1.0 de 120 CV y la inédita CVT. Crónica de tres días por las sierras puntanas.

Por cuestiones casi azarosas cargamos nuestras cosas y nos subimos al Fiat Pulse el 25 de mayo, uno de los días más importantes en la línea histórica de nuestro país. Nos vino bien por varias cosas: primero porque disfrutamos de las hermosas rutas y caminos (más por el paisaje que por su estado) prácticamente vacíos y segundo porque por cuestiones de itinerario teníamos una visita patriótica pautada, pero eso te lo vamos a contar más adelante.

La excusa de este operativo fue poder sacar a la ruta el nuevo Fiat Pulse, uno de los lanzamientos del año el cual tuvimos el gusto de conocer durante el verano y que nos moríamos de ganas de manejar teniendo en cuenta la inmensa repercusión que tuvo todo el material que subimos a nuestras redes.

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El Fiat Pulse es un nuevo viejo conocido para auto test. “Viajemos” a mediados de 2021: el 4 de mayo del año pasado, Fiat mostró las primeras imágenes del Progetto 363, un proyecto, justamente, que en palabras de Fiat “daría vida al nuevo SUV” de la marca. Todo el siguiente mes la filial brasileña sacó a votación el nombre de este futuro modelo: Domo, Tuo y, el último y ganador con un apabullante 65%, Fiat Pulse. Un mes y medio después, en julio, el cuentagotas siguió con las fotos del interior que, durante estos días puntanos, fue nuestra oficina.

Y finalmente llegaron las presentaciones. En noviembre Fiat Pulse se lanzó en Brasil, en abril se incorporó la variante Drive al plan de ahorro en Argentina y finalmente Fiat lo puso en cancha con toda su gama a fines de abril.

Un mes después nos acercamos a la zona de Retiro y nos hicimos del tope de gama Impetus para hacer un análisis algo más extenso por la provincia de San Luis para examinar minuciosamente todo lo que nos deparaba uno de los modelos más esperados de este 2022.

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Día 1 con el Fiat Pulse

Independientemente de lo referido al Fiat Pulse, este operativo confirmó una cábala: la cremona provista por Claudio Arena, fotógrafo y camarógrafo de auto test para bendecir gastronómicamente el periplo. Con el sol sacándose la modorra (¿podemos coincidir en que los amaneceres y atardeceres de otoño son superiores?) subimos la rampa de la General Paz y pusimos proa a Potrero de los Funes, destino desconocido para quien suscribe.

La primera parte del viaje fue por los pavimentos conocidos del Acceso Oeste, pasando por lugares como Heavy, Chacabuco e Ingeniero Silveyra hasta tocar Junin, posiblemente la primera escala demográficamente masiva, junto a Chacabuco, a esa altura de la 7.

Con la cremona prácticamente pasada a valores, nos fuimos familiarizando con el habitáculo del Fiat Pulse, una arquitectura que tiene mucho de Fiat pero que también de alguna manera estrena líneas ya que el modelo es un desarrollo regional concebido bajo el nuevo rebranding de la marca. No son líneas que descollen pero dan y dieron una buena percepción a los que se subieron.

Fiat-Pulse-Trompa

Por supuesto que lo primero que hicimos fue conectar android auto en el Uconnect de 10.1” para tener a mano nuestra música, podcasts y hasta mapas pese a que el sistema cuenta con navegador nativo por si te da pachorra conectar los de tu sistema operativo. ¿Lo mejor? la posibilidad de contar con la conectividad inalámbrica para dejar los cables en alguno de los portaobjetos diseminados por el habitáculo.

A la hora de la recarga, en esa zona el Fiat Pulse cuenta con USB “tradicional”, una entrada tipo C de carga rápida y una zona inalámbrica para teléfonos que cuenten con esa tecnología.

Y hablando de tecnología, el tablero es casi 100% digital. Es similar al que conocimos con Toro: 7 pulgadas con muchísima data (¡hasta tiene fuerza g!) y algunos indicadores como los de temperatura y combustible que a veces requieren una segunda mirada. Por suerte para los indecisos como quien suscribe, se puede modificar al instante qué información muestra.

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Ya pasado el mediodía y con la necesidad de repostar el tanque del auto y el nuestro, ingresamos en Rufino, la última posta antes de ingresar a la provincia de Córdoba: el 25 de mayo complicó los planes del almuerzo pero los próceres de la revolución nos tiraron un centro y encontramos una estación de servicio con un comedor típico de pueblo donde nos sirvieron una lasaña reparadora.

Desde allí seguimos sin mayores novedades por la “siete”, que enlaza Buenos Aires con San Luis, con lo cual prácticamente ni usamos Google Maps más que para tener una noción del horario de llegada. Aprovechando la calma, salvo por algunos camiones que surcaban el cinturón del país en un día gris y horrendo, nos propusimos chequear los consumos de este nuevo bloque. A 100 km/h el Fiat Pulse promedió 6,4 litros cada cien kilómetros con el tricilíndrico girando a 2.200 RPM mientras que a 130 ese registró se elevó hasta los 9,3, con el bloque en 2.600. Con estas cifras, las autonomías rondan los 734 y 505 kilómetros, respectivamente. Ah, de paso, el de ciudad: 12,8, un registro que creemos que podría ser menor pero que confirma la tendencia urbana de los tricilíndricos.

Casi con el sol escondiéndose en el horizonte ingresamos a San Luis a la altura de Justo Daract. En la zona de El Chorrillo tomamos el desvío hacia la 9 y encaramos el último tramo hasta Potrero de los Funes. ¿Nuestras cifras? 855 kilómetros recorridos en 10:40 horas a un promedio de consumo mixto de 10,5 l/100. La noche del 25 la pasamos como la patria lo demanda: comimos locro y nos fuimos a descansar temprano para encarar el segundo día.

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Día 2: recorriendo la ciudad de La Punta

El jueves fue el día destinado para la producción audiovisual. Luego de hacer los detalles de rigor del Fiat Pulse que ilustran estas páginas y el video de YouTube, pusimos primera (bah, Drive) y arrancamos. Sí, a nosotros también nos llamó la atención la presencia de una CVT como actriz principal de la transmisión: hicimos memoria en la redacción y llegamos a la conclusión de que se trata del primer Fiat con variador continuo por lo menos en Argentina.

La buena noticia es que la caja pasa completamente desapercibida en el día a día, con un funcionamiento correcto más la bondad característica de la variación continua, la cual siempre celebro. Tiene opción secuencial tanto desde el selector como desde el volante, con levas ad hoc y el mencionado modo Sport -accionable desde un coqueto botón rojo en el volante- que mejora los parámetros de aceleración.

Antes de partir encendimos remotamente el Fiat Pulse para climatizar el habitáculo y ahí sí partimos. Unos minutos después estábamos golpeando la puerta de la oficina de turismo de Potrero donde nos recibieron con torta frita alusiva a la fecha patria, nos facilitaron un mapa, indicaciones y partimos raudamente con Claudio Arena a inmortalizar el paso del Fiat Pulse por San Luis.

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Nos suele pasar que cuando manejamos algún vehículo novedoso, su andar llama bastante la atención. El Fiat Pulse es un modelo que enarbola la nueva esencia de Fiat con lo cual el diseño no pasó desapercibido para las plumas de Stellantis. En este tiempo fuimos recabando opiniones las cuales hicieron hincapié en la sensación de robustez que transmite y en lo visualmente armónico de sus líneas. La combinación de todo esto generó que el Fiat Pulse sea muy mirado por todas las provincias donde transitamos además, claro, del detalle de la pintura bitono, específico de esta versión tope de gama (hay seis colores de carrocería, todos unidos al techo negro).

Las primeras tomas dinámicas las hicimos en el circuito internacional semipermanente que alguna vez fue la Ruta 18. En 2008 se estrenó (con la categoría FIA GT) y desde entonces según datos locales ha incrementado la actividad en la región que además de carreras también aloja un carnaval. Ah, y atención: tiene habilitación para Fórmula 1, ¿te lo imaginás a Leclerc activando el DRS junto a la laguna?

Así las cosas, aprovechamos un poco las chicanas para exigir el Fiat Pulse, un “SUV” según Fiat, con un esquema tradicional trasero a barra pero que se banca el trajín rutero aún pese a los casi 20 centímetros de despeje que ostenta.

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Pero la idea era probar la configuración en uno de los caminos icónicos de la zona: el que va al mirador de La Punta. Hasta allá fuimos con el Fiat Pulse en una trepada que culmina aproximadamente a 1270 metros sobre el nivel del mar con unas vistas espectaculares hacia la ciudad homónima, donde nos dirigimos después de sacar unas fotos y grabar los copetes para el video.

Incluso ante la merma de oxígeno, el motor turbo no tuvo ningún problema en entregar su potencial (el torque máximo, de 200 Nm lo encuentra a partir de 1.750 RPM) y llegamos tirando cambios desde las levas como para no perder el momentum del “uno cero”.

Una vez finalizada nuestra cita con la historia, desandamos el Camino al Mirador para encarar otro sector de la zona de Potrero: Estancia Grande, un lugar pintoresco de poco más de 50 habitantes con comercios y sede en 2011 del campeonato mundial de Polo. La idea en este caso fue encarar la ruta sin mayor orientación y ver qué nos deparaba la aventura.

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El camino en su inicio es de tierra. Allí pudimos reconfirmar las bondades de un vehículo que, pese a que no es una “camioneta” de ley, permite ciertas licencias fuera del asfalto, algo que, creemos, un cliente promedio puede llegar a incursionar. Pese al trajín, a la exigencia en curvas y a este trazado hostil, los cauchos (205/50) se mantuvieron impertérritos y no claudicaron ante las piedras o lajas que amenazaron su integridad y todo lo fiscalizamos desde el control de presión de neumáticos.

Para esa situación activamos el TC+, un sistema de tracción que se activa desde la plancha mediante un botón que mejora la entrega de torque a la rueda que está “empujando”. Además, reconfigura los parámetros de la frenada en superficies más sueltas como polvo y tierra que siempre “estiran” los registros. Ah, y hablando de frenada, vale la pena mencionar lo bien que lo hace el Fiat Pulse: en las pruebas que realizamos se detuvo de 100 a 0 en 37 metros, una cifra para el aplauso.

El último tramo lo hicimos sobre la 9, una ruta de asfalto impecable que nos depositó en la zona de El Volcán donde, curiosamente, no pareciera haber ni uno solo. Según lo que se comenta, antiguamente existió uno que hizo erupción hace miles de años en el actual balneario del Salto Colorado, pero no hay indicios de que haya sucedido algo así. Como sea, es una localidad conocida como centro de veraneo por sus balnearios los que, lamentablemente, no pudimos disfrutar.

Fue una jornada de asfalto, rectas, caminos pedregosos, altura y tramos urbanos donde confirmamos las virtudes dinámicas y la puesta a punto del producto regional de Stellantis. 

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Día 3: la vuelta a Buenos Aires

El tercer día fue íntegramente rutero: había que regresar a casa. Con los primeros rayos de sol y tras comprar los productos regionales de rigor (recomendadisimos los quesos especiados de la zona) encaramos hacia Buenos Aires con la tarea cumplida y el odómetro que totalizó más de 2.000 kilómetros de ruta, altura y tierra.

La posición de manejo la mantuvimos inalterada durante todos los días que lo probamos. Ni bien nos sentamos el primer día acomodamos la butaca de cuero, que cuenta con regulación en altura (de serie) y un volante que también lo hace en profundidad, con lo cual el esqueleto queda ubicado de la manera que más nos quede cómodo.

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La habitabilidad también es un punto interesante ya que el Fiat Pulse deriva de la plataforma MLA, una variante de la de Argo y Cronos. En Capital aprovechamos los 2,53 metros entre ejes (tres apoyacabezas y mismo número de cinturones inerciales) para llevar familiares y amigos y todos coincidieron que hay buen espacio para dos adultos que, de yapa, contarán con un puerto de carga USB para dispositivos.

Los casi 900 kilómetros de regreso nos encomendamos al control de velocidad crucero, que marcó el ritmo en la ruta con la CVT haciendo que el 1.0 (cadenero) gire a la menor velocidad posible para optimizar los consumos. El bloque es noble y nos sorprendió particularmente por dos cosas: lo fuerte que empuja desde abajo y lo poco rumoroso que es teniendo en cuenta su disposición tricilíndrica. Eso, sumado al buen trabajo hecho por Fiat en el habitáculo, garantiza que todo quede bajo el capot.

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Con el atardecer otoñal apareciendo casi al final de nuestra jornada nos quedamos tranquilos con uno de los ADAS que tiene el Fiat Pulse: el conmutador automático de luces altas. El sistema monitorea constantemente los vehículos que vienen de frente y, en caso de detectar uno, morigera la intensidad lumínica para no encandilar. Por eso, cuando transitábamos solos, teníamos un panorama sobresaliente de todo lo que pasaba a nuestro alrededor gracias a los LED, que son de serie en la gama Fiat Pulse.

Pero además de las luces altas, el Fiat Pulse cuenta con dos ADAS más, uno orientado más a lo urbano y otro al extraurbano. El primero es el frenado autónomo de emergencia, que monitorea constantemente el tránsito mediante radares y, en el caso de detectar un incidente puede avisar y eventualmente detener al Fiat Pulse para evitar una colisión, una solución clave para evitar los clásicos “toques” citadinos. El otro es el mantenimiento activo de carril, muy celoso, que mediante una cámara monitorea que no ocurran cambios involuntarios sin la activación del intermitente.

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Con el trabajo hecho disfrutamos unos días más el Fiat Pulse en Capital. Reconfirmamos varios de los aspectos más salientes del nuevo modelo que, creemos, tiene las credenciales para calzarse el traje de ser uno de los lanzamientos del año.  

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