Contacto: así anda el nuevo Ford Mustang de séptima generación
Manejamos en un autódromo al famoso deportivo en su nueva generación. Cómo anda, qué cambió y todas nuestras sensaciones a bordo del V8 de 488 CV y caja automática de diez velocidades de la versión GT Performance.
El contexto era ideal. Posiblemente no había mejor manera de celebrar el Día del Periodista (muchas gracias a todos los que hicieron llegar el saludo) tachando un ítem de la “bucket list”: manejar la séptima y flamante generación del Ford Mustang en un autódromo. No es la primera vez que manejamos Mustang, por suerte para nosotros, ya que en diferentes oportunidades nos vimos cara a cara con el septuagenario modelo de Dearborn, pero este tuvo un gustito especial por el contexto.
Pero vamos un poquito más atrás, porque si estás leyendo esto significa que se acaba de levantar el embargo y que podemos contarte un poco más de nuestra experiencia. Al más desprevenido le contamos que el Mustang se presentó en 1964, que según Ford inauguró el segmento de los Pony Cars y que en 1966 ya había superado el millón de ventas. En Brasil, esta séptima generación se lanzó hace poquito y lleva más de 600 ventas a un precio de 530.000 reales, algo así como 110.000 dólares, ¿será por ahí el valor en Argentina? Veremos.
Lo más interesante de esta nueva iteración de Mustang pasa por dos pilares muy puntuales. En primer lugar el diseño, que, como dije en el video que ya está subido en el canal de YouTube de auto test y que podés ver en esta nota, evoca aún más las líneas de los primeros Mustang con menos filo que la generación precedente, para mí la más linda de las contemporáneas. Cuestiones subjetivas al márgen, la segunda carta del Mustang en nuestra región es la evolución del V8 Coyote de 5 litros “de siempre” que pegó el salto a la cuarta generación. El renovado bloque ahora desarrolla la friolera de 488 CV y 564 Nm más que suficientes para pasar un buen rato.
En términos mecánicos el motor ahora tiene dos cuerpos de mariposa electrónicos y una nueva calibración general incluyendo la transmisión, que corre por cuenta de la eficiente caja de 10 velocidades con levas al volante. A eso se le suman los modos de manejo Deportivo, Pista, Pista Drag y Resbaladizo que obviamente toquetean electrónicamente los niveles de todos los actores involucrados para mejorar la experiencia a bordo. No fue sorpresa que cuando terminó la presentación en las nuevas oficinas de Ford en San Pablo los directivos brasileños hicieran especial hincapié en que nos tomáramos unos minutos para configurar a gusto nuestra unidad.
Dicho esto, salimos raudamente en búsqueda de nuestra unidad y en dupla con Federico Bossio (Motorweek) nos hicimos cargo del pony #7. Lo primero que me llamó la atención del interior fue la doble pantalla tablero más multimedia que totalizan 25,6” (12,4”+13,2”, respectivamente) de altísima definición pero puedo entender que más de uno va a refunfuñar pidiendo algo analógico. De todos modos los tapizados, la calidad y sobre todo el sistema de sonido se ocupan de que tengas una grata experiencia a bordo.
La hoja de ruta contemplaba casi 200 kilómetros (más otros de vuelta) desde Vila Olimpia (pleno centro de San Pablo) hasta la zona de Mogi Guaçú donde se encuentra Velo Cittá, un circuito privado donde corrió la Fórmula 3. Imaginando el exasperante y espeso tránsito paulista me hundí sin dudarlo en el asiento de acompañante.
Debo reconocer que todavía me emociona ver cada vez que hay un lanzamiento y hay muchas unidades de un modelo esperando para ser abordadas por el enjambre de colegas. Obviamente esta vez tenía un gustito especial por la caballada de Mustangs y todavía más cuando varios se decidieron a probar el sistema de ajuste de válvulas activo del escape que permite básicamente subir o bajar el volumen de las trompetas, algo que ya habíamos experimentado en Ranger Raptor. Además de normal, se puede colocar el modo deportivo (apenas más alto), Pista (mayor caudal, ideal para un track day) y el silencioso que como dice su nombre es para evitar molestar al prójimo y hasta tiene horario programable: vecinos contentos.
Algo que me gustó desde que me subí al primer Mustang allá por 2010 en Estados Unidos es su ambivalencia de uso y por suerte es algo que se mantiene. Si bien los caminos de San Pablo son un pelín mejores que los nuestros, siguen un lineamiento regional que castiga a los extrazona pero en el caso del Mustang se la bancó bastante bien. Eso tiene su origen (entre otras cosas) en la suspensión Magneride que tiene una nueva configuración. El sistema va leyendo ¡mil! veces por segundo el comportamiento y adapta el fluido magnético viscoso para ofrecer la mejor respuesta. Es más, segun contaron, detecta los cráteres para evitar que la rueda “caiga” en esos agujeros negros típicos de nuestros pavimentos.
El viaje fue muy ameno (y claro campeón estás arriba de un Mustang) y con el bonus de haber tomado un camino nuevo, algo especialmente valorable para quien va a San Pablo hace casi 20 años. La escala fue en un pueblo denominado Holambra, un muy pintoresco páramo fundado por inmigrantes neerlandeses que según nos contaron es la mayor microrregión productora de flores de América Latina.
Después de un café y de estirar la patas me tocó ponerme al comando hasta llegar al destino final. Me sorprendió la regulación manual del respaldo, algo que quedó en el cajón de los recuerdos cuando me acomodé a gusto y vi el Mustang galopando libremente hacia el oeste en el centro del volante. Infelizmente el máximo de la autopista era de 110 así que setee la velocidad con el control adaptativo y fuimos sin mayores sobresaltos de navegación hasta el autódromo.
En términos de equipamiento prácticamente no le falta nada: 7 airbags, frenado autónomo, asistente activo de carril (un tanto molesto y pedigüeño), luces altas automáticas y todo lo que te podes imaginar y a lo que ya nos acostumbran otros modelos del óvalo.
Velo Cittá es un circuito clase 3 homologado por FIA (técnicamente esa certificación venció en plena pandemia), y todo estuvo dispuesto para que todo el grupo de periodistas brasileños y argentinos salga a pista: básicamente el mensaje fue “agarren la llave del que quieran y vayan a divertirse”. Después de la producción de rigor para las redes y canales de auto test nos pusimos el casco y nos subimos a una unidad celeste cielo, elegimos el modo Pista, sugerido por la organización, y nos dispusimos a acelerarlo a fondo por un serpenteante trazado que obviamente desconocíamos y que nos llevó unos metros delinear mentalmente. Lo intrincado del circuito (3,5 kilómetros y 13 curvas) se vio superado no por la muñeca de quien escribe sino más que nada por un chasis que ni se despeinó ante la exigencia. Además de la mencionada Magneride, el Mustang hereda cositas del Mach1 como las barras estabilizadoras traseras; en total el conjunto es 30 % más rígido. Al combo dinámico se le suma un poker de gruesos Brembo que permitía estirar la frenada y no mostró signos de fatiga en un circuito llenó de trampas de conos para los que tienen la pata derecha pesada: no los culpo.
La fila de Mustangs era interminable y las ganas de manejarlo también, algo que vale la pena destacar de una organización sin fisuras. Nos dimos el gusto varias veces y, cuando no nos tocó, nos embriagaba escuchar de fondo los rugidos del V8 y de los neumáticos siendo exigidos. Fue una jornada espectacular, con un test drive de esos que dan gusto y con, insisto, una posibilidad que no tenemos todos los días. Me faltó contarte que el Mustang se lanzará en formato preventa en agosto y que en septiembre comenzarán las entregas. Para esa fecha seguramente también volveremos a tener la enorme suerte de ponernos al mando de un GT Performance (la variante elegida por la filial local) pero esta vez para realizarle la prueba correspondiente al estilo auto test.
Periodista, egresado de DeporTEA en 2007. Ese mismo año ingresó a Motorpress Argentina para escribir en la web Auto Plus Digital y en 2009 pasó a escribir y probar autos para la edición impresa. Desde 2018 redacta y prueba para auto test web y papel y representa al medio en salones internacionales, eventos y lanzamientos de la industria automotriz a nivel nacional y regional.
Fanático del WRC, fue bastante ciclotímico con sus autos: primero tuvo un Suzuki Swift GTI, pasó por un Citroen Saxo, volvióa las siglas prometidas en un Seat Ibiza GTi y recaló en dos Peugeot 206 (uno francés y otro nacional) hasta que pudo cumplir el sueño de su vida de tener un Subaru Impreza turbo «azul con llantas doradas, como tiene que ser un Impreza».