Cepo a las importaciones: ¿por qué frena la producción nacional?
Las contradicciones en los discursos del Gobierno nacional respecto a la producción nacional son moneda corriente, y no sólo del actual. El problema está presente desde hace varios años y pareciera no tener fin.
¿Cuántas veces escuchó a funcionarios del Gobierno, incluido el Presidente, pontificar acerca de que Argentina necesita producción y exportación propia más para lograr un sostenido crecimiento? Seguramente muchas. Pero esas expresiones de deseo se contradicen constantemente con las medidas que ellos mismos ejecutan.
Es absolutamente inadmisible que el desconocimiento del Gobierno argentino llegue a niveles tan alarmantes como desconocer la necesidad de contar con insumos importados en la industria automotriz aunque no sea la única damnificada con las medidas en vigencia debido a la necesidad de “manotear” los dólares, sea como sea, porque las reservas están en terapia intensiva. ¿Todavía no asumieron que un auto fabricado en el país está compuesto por más de un 50% de insumos y autopartes importadas? ¿Qué gran parte de los elementos que componen un vehículo provienen de Brasil, México o Europa?
¿No tomaron conciencia que a esta altura, en la práctica, carecemos de moneda y que el billete de mayor valor (1.000 pesos) equivale a poco más de míseros 5 dólares que es lo que valen dos café en Europa? Claro, imprimir billetes de 10.000 (50 dólares) significa para el gobierno y sus ideólogos aceptar que hay una inflación galopante del 50% anual , como si la gente no se diera cuenta que su plata cada día vale menos.
En una nota publicada hace unos días en Ambito firmada por el respetable colega Horacio Alonso, encaraba el tema de los problemas que se presentan en la industria automotriz en general. La autopartista ZF de origen alemán con planta en Córdoba se vio obligada a suspender a sus trabajadores (más de 400) por las trabas a la importación de insumos, algo que en los últimos días se intensificó a modo de cepo. Esta empresa, además de exportar a Brasil, provee a Volkswagen, General Motors, Mercedes-Benz, Renault y Nissan, situación que complica a sus respectivas líneas de montaje que ven alterado su ritmo de producción.
Pero las automotrices no son las únicas víctimas del cepo a la importación. No se entiende como los funcionarios de gobierno ignoran (o miran para otro lado…) que los fabricantes de botellas de vidrio también necesitan insumos importados que no son liberados para evitar que salgan dólares, así como los que tienen demoradas las entregas de pilas de Taiwán, celulares de Japón, Corea o Estados Unidos y hasta aparatos de tecnología específica para centros de salud de la medicina privada. La consigna parece ser “vivir con lo nuestro” bandera que se enarboló durante muchos años sin resultados a la vista.
Entre los conceptos grandilocuentes del Presidente suele poner énfasis en que debemos exportar más. A la vez aplica impuestos a la exportación algo que no sucede en ningún país del mundo al que deberíamos pertenecer pero al mismo tiempo el que exporta soja recibe menos de la mitad (en pesos) de lo que vale a precio internacional y dejamos de venderle carne al mundo durante semanas.
Terminemos con el relato que ya pocos creen. El país puede. El problema son los gobernantes, y no sólo los actuales. Estamos en un tobogán desde hace muchos años.