Primeras impresiones: Haval H2
El “del medio” de Haval tiene un buen equipamiento de confort y seguridad, suspensión independiente trasera y un motor de mejores consumos que prestaciones
Este H2 se ubica en el medio de la oferta de Haval, compuesta por H1 (B) y el H6, un tridente netamente SUV (¿ya dijimos que solo producen este tipo de vehículos?) para posicionarse como competencia en el segmento de mayor expansión y tendencia a nivel mundial.
Con esta opción (también doble dentro de la gama), el fabricante chino sale a pelear en una franja de mucho volumen con competidores de larga data (y no tanta). Tiene atributos y cosas para mejorar y te las contamos a continuación.
Vida a bordo
Adentro es un poco espartana. Rompe la monotonía el aplique gris, pero la interfaz de la pantalla y el enorme centro del volante le restan algunos puntos en cuanto a una primera mirada. Si vamos al detalle vamos a encontrar una calidad en promedio –y hasta quizás mejor presentada– pero con algunos comandos que bajan unos puntos.
En materia de multimedia se encuentra a años luz de los referentes. Su diseño es anticuado y la respuesta al tacto correcta, pero carece de funciones modernas (Android auto o Car Play) y la recepción en ciudad es pobre. Sí tiene Bluetooth, pero no es muy intuitivo su uso al igual que el resto del menú.
Lo que sí está bien configurado es su dotación, especialmente de confort. Bien por los tapizados de cuero, el control de velocidad crucero, techo corredizo, acceso y arranque sin llave, y climatizador bizona como lo más destacado (ver ficha). Mención especial para la cámara de estribor, que permite reproducir “ao vivo” lo que pasa en la zona baja del vehículo, próximo al camino, ya sea para un chequeo aleatorio o para no golpear la llanta derecha en alguna maniobra de estacionamiento.
Y hago un paréntesis: posición de manejo agridulce, con regulaciones eléctricas (casi una exclusividad del segmento), pero con un agarre lateral mejorable.
Por el lado de la seguridad, correcto, con seis bolsas, controles activos de seguridad y de niños esperables, cerrando una nómina general que aprueba con holgura aunque la presencia de ADAS en alguno de sus rivales eleva la vara.
Último pero no menos importante, 300 litros de baúl algo escasos pero que se ven compensados por un espacio correcto en la segunda fila de asientos, que dispone de tres cinturones inerciales y tres apoyacabezas aunque, como suele suceder, la plaza central es algo más rígida. ¿Auxilio? Temporal.
Motorización
Vamos por partes. Casi 1.500 cm3, y un par de 21,4 kgm que lo transforman en un vehículo con aires domésticos por más que el apellido “turbo” pueda sonar, a priori, a performance. Haval Argentina anuncia “141 HP” que convertidos a CV es 143. Al mismo tiempo, globalmente la marca declara 110 kW que, convertidos a CV, da 147 CV. Nos quedamos, por una cuestión “oficial” con los 141 HP.
Lleva la tracción, exclusivamente a las ruedas delanteras, una caja automática (denominada “Korea Powertech”) de seis marchas de correcto funcionamiento y opción secuencial –sin levas– por si aparecen ganas de ir tirando cambios a discreción.
Con el “uno cinco” el H2 obtiene –lógicamente– mejores prestaciones que el H1 que probamos hace un tiempo y que pecaba de extremadamente doméstico. El cero a cien lo cubre en 11,6 segundos y las recuperaciones en menos de 9.
Las noticias son mejores a la hora de hablar de los consumos, donde se las arreglas con 7 y 8 (sí, ambos “redondos”) para alternar entre 100 y 130 km/h y en el ámbito urbano, donde se duele disparar a las dos cifras, está por encima de los 9 litros “cada cien” superando los 600 kilómetros de autonomía. Vale aclarar que optamos por el modo “Eco” (también hay “Nieve” y “Estándar”) en casi todo nuestro periplo a bordo del H2.