Las plazas delanteras son dos sillones con regulación eléctrica y memorias, donde cualquier ser humano encontrará una posición de manejo óptima. El cuadro de instrumentos tiene dos agujas analógicas y un display central; se puede ver más información desde la pantalla de la consola central de 12,3 pulgadas, que no es táctil, y se controla desde múltiples comandos físicos (algunas teclas, pad o rueda).

Atrás dos adultos viajarán cómodos, mientras que un quinto ocupante tendrá problemas para ubicar los pies por un voluminoso túnel de transmisión, que al menos no es falso, ya que dispone de tracción integral de reparto automático (4Matic). Además, pueden controlar su propia temperatura, ya que el climatizador es de tres zonas.

Y la gran ventaja de este tipo de vehículos es un baúl de 670 litros (hasta la lona divisoria que oficia de bandeja), es decir que son 130 litros más que la berlina. La mala noticia: no busque auxilio, solo encontrará un kit de reparación, algo ilógico tratándose de un auto con una mínima posibilidad de transitar por caminos de tierra o ripio.

Hasta acá, un auto apto para una familia con una única diferencia, aparte de la estética, con un SUV: para subir el Clase E uno tiene que bajar el cuerpo, mientras que en su equivalente GLE hay que trepar para entrar.

En cuanto al equipamiento, vamos a destacar los siete airbags, faros LED (de gran alcance), retrovisores con antideslumbramiento, techo corredizo panorámico, equipo de audio de alta fidelidad (Burmester), cargador inalámbrico de celular, control de presión de neumáticos y alerta de cansancio, entre otros elementos. Por su valor y prestigio podría incorporar alerta de punto ciego y mantenimiento de carril, por nombrar algunos elementos presentes en modelos “inferiores” de marcas generalistas.

En el portón, con apertura eléctrica, dice 220d, o sea que utiliza un motor diésel, más precisamente un 2.0 turbo (de geometría variable) de 194 CV y 40,8 kgm de torque disponibles entre las 1.600 y 2.800 rpm, que se asocia a una transmisión automática de nueve relaciones con selectora anclada en la columna de dirección, una ubicación cuestionada por algunos, aunque práctica. En su modo manual (no anula kick down ni retiene la marcha) hay que usar las levas del volante, que podrían ser más grandes.

Es un propulsor muy progresivo que, lejos de ser rabioso o nervioso, ofrece siempre respuesta y buenas performances. En modo de conducción Dynamics (se puede elegir entre cinco opciones que modifican la sensibilidad del acelerador, las relaciones, la dirección, la suspensión y ayudas electrónicas) obtiene una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 9 segundos, recupera de 80 a 120 km/h en 6,6 segundos y su velocidad máxima supera los 200 km/h. En definitiva, prestaciones le sobran.

Desde afuera uno puede escuchar el clásico sonido de los motores diésel, pero el trabajo acústico del interior es excelente y no se perciben ruido ni filtraciones. En ruta se lo siente a sus anchas, es uno de esos autos que invitan a viajar, su confort de marcha es excelente, y no lo afectan los vientos cruzados, como sí los sufren algunos SUV. En cuanto a curvas veloces, tiende a inclinar la carrocería con cambios de apoyo algo lentos, pero se puede mantener la trayectoria estable, y ante cualquier desvío entrará en acción inmediata el control de estabilidad.

En posición normal, el All-Terrain tiene un despeje que es 2,9 centímetros mayor a otros Clase E (cunetas y lomos no serán problema), pero, gracias a la suspensión neumática (Air Body Control), esta se puede incrementar hasta los 15,6 centímetros (hasta 35 km/h). Todo esto, sumado a la tracción integral, lo hace amigo de caminos alternativos, aunque está lejos de ser un 4×4 radical.