El equipamiento del Camaro SS Cabrio tiene algunos puntos a favor, como el Head-Up Display, faros de xenón, alerta de punto ciego, cámara trasera, monitoreo de presión de neumáticos, seis airbags, volante multifunción calefaccionado, butacas con regulación eléctrica, calefaccionadas y con ventilación, climatizador bizona y sistema multimedia MyLink con pantalla táctil de 8”, compatible con Android Auto y Apple CarPlay, parlantes Bose y cargador inalámbrico de smartphone.

Para no repetir conceptos ya desarrollados, cerramos con un pequeño resumen. En general, los materiales son rígidos o revestidos, pero bien encastrados, y no detectamos quejidos prematuros. El habitáculo es amplio, pero solo para los pasajeros delanteros, ya que las dos butacas posteriores son casi simbólicas. Si bien la posición de manejo es excelente, entrar y salir del Camaro es algo complicado porque es un auto muy bajo, y se darán cuenta en las estaciones de peaje cuando miren al cobrador desde abajo. Pero hay que decir que el que compra un deportivo es consciente de estas limitaciones y difícilmente lo adquiera para usarlo todos los días.

La formula mecánica americana se compone por un inmenso bloque de 6,2 litros con un árbol de levas y dos válvulas por cada uno de los ocho cilindros en V, que eroga 461 CV a 6.000 rpm y 63 kgm a 4.400 rpm. En lo que refiere a la transmisión, es automática de ocho relaciones con Active Select (que posibilita el cambio de marchas al volante) de buen funcionamiento, que dispara los cambios de manera rápida y concisa o suave e imperceptible según la electrónica determine.

En cuanto a performance, no hay cambios significativos con relación a la coupé; el Race Logic marcó 5,1 segundos para el 0-100 km/h (vs 4,9), y 2,9 para recuperar de 80 a 120 km/h (vs 2,7), mientras que los eficientes frenos (Brembo con cuatro pistones) lo detuvieron de 100 a 0 km/h en 35,2 metros. Por una cuestión aerodinámica, la velocidad final se limitó a 250 km/h en vez de 290 km/h. Y, si bien tiene un sistema que es capaz de desconectar cuatro cilindros, su consumo es algo elevado, pero ese aspecto no es grave en alguien que busca un auto de más de 400 CV.

Su confort de marcha en ciudad es áspero y rígido; hay que tener cuidado con las rampas, ya que tiene un acotado ángulo ventral. Su amplio radio de giro, junto con sus dimensiones, hace que haya que ser precavido para moverlo en espacios reducidos. En contrapartida, en ruta se lo nota más cómodo, con una dirección firme, aunque acústicamente la lona deja entrar ruidos del exterior, y el rumor del motor, que es agradable 10 minutos, a los 30 puede tornarse algo molesto.

Consejo: cuando le agarra un diluvio, extremar la precaución, ya que si el pie derecho se pasa de presión, el eje posterior tiende a pegar un coletazo, que puede asustar al conductor. No obstante, la situación será dominada por el control de estabilidad, que debería entrar en acción más rápido, por lo menos en modo Ride, que es el normal (también tiene Sport, Snow/Ice y Track).

Pero, si quiere disfrutar de su Camaro, tiene que ir a un autódromo, y entonces fuimos al de Dolores. Allí elegimos el modo Track, desconectamos todas las ayudas electrónicas y nos dimos cuenta de que para domar los 461 CV hace falta una buena cantidad de giros; aunque, una vez que sensibilizamos el pie derecho para que acaricie el acelerador, registramos la presión adecuada para el firme pedal del freno y encontramos los radios de giro adecuados para no terminar en el pasto… Todo es diversión, aunque el límite es muy fino, por eso hay que buscarlo siempre en un ambiente controlado.