En un auto de este tipo la posición de manejo es fundamental. En el caso del M2, no puede ser mejor. La columna se desplaza en altura y profundidad, y la butaca dispone de amplio reglaje, a lo que incorpora dos memorias y pétalos de respaldo regulable para evitar desplazamientos laterales en curva. Difícil de mejorar.

Con respecto a la dotación de confort y seguridad disponible, en el M2 cumplen con las expectativas y suma adicionales como detector de peatones, aproximación al auto que nos precede y cambio de carril. Para el resto, ver el recuadro ad hoc. En cuanto al espacio interior, es amplio en las plazas delanteras; las traseras son habitables solo por dos menores.

¿Cuál es el escenario más adecuado para evaluar el M2? Acertó. La pista de un autódromo. Así fue como nos dirigimos a Dolores, nuestro escenario de pruebas para autos deportivos. Si bien el trazado no cuenta con rectas muy extensas, ofrece una serie de curvas de distintos radios y trayectorias algo caprichosas, que obligan a encararlas en segunda o tercera, llegando solo a conectar la quinta/sexta en los tramos rectos.
Con partida detenida, presionando la tecla que selecciona el modo Sport+, el sonido del motor se modifica antes de arrancar.

Al presionar el acelerador, el M2 sale despedido con leve patinamiento del tren posterior, a las 7.000 vueltas la caja pasa a segunda con un estampido y la espalda se pega a la butaca, mientras me pongo a pensar en lo que deben sufrir los palieres y el diferencial que, ante la aplicación de la potencia, producen un ruido seco y metálico. El proceso se repite ante cada cambio de marcha y, al llegar a una curva lenta, en pleno frenaje, con las generosas “mancuernas” (levas) voy bajando cambios mientras la transmisión realiza rebajes perfectos, emparejando la velocidad con las vueltas del motor. Una sinfonía para los oídos que brota de las cuatro salidas de escape.

El motor es el conocido seis en línea que pasó de 340 a 370 CV, doble árbol a la cabeza, multiválvulas, inyección directa y turbo de doble acción y distribución variable comandada por cadena. El par máximo (48 kgm) se hace presente a las 1.400 rpm y las 5.500.

En nuestras mediciones, en modo Sport+, el M2 solo necesitó 4,8 segundos para llegar a los 100 km/h. Al exceder los primeros 400 metros, la velocidad ya había superado los 180 km/h, alcanzando más de 230 km/h en el kilómetro. ¿Y el consumo? En realidad, es un tema menor que ningún propietario de M2 tendrá en cuenta. A 130 km/h en D7 Eco, registró 9,6 litros con una autonomía de apenas 540 kilómetros debido al tanque de 52 litros. En circulación urbana, con pie de Cenicienta, supera los 12 litros. Las distancias de frenado son acotadas, pero no sorprenden por ser un deportivo de este nivel con inmensos discos de freno ventilados y perforados: 37,5 metros si se circula a 100 km/h.

Por supuesto que, en un vehículo de este tipo, también cobran importancia ítems como la dirección con asistencia eléctrica, la capacidad de recuperación en ruta (apenas 2,7 segundos de 80 a 120 km/h en Drive), maniobrabilidad, selector de caja, luces, etc. A esto suma una aplicación para smartphones (LapTimer) que permite guardar información sobre la conducción en pista con tiempos de vuelta, fuerza G, velocidad, ángulo de dirección, etc.