Vuelven a fabricar un clásico después de 55 años

Durante 1963 y 1965 se hicieron apenas 900 unidades de uno de los autos más lindos y recordados de la marca británica. Su dueño más famoso fue, definitivamente, el agente James Bond, que lo manejó por primera vez en 1964, en la película Goldfinger.

Justamente 007 fue la excusa para que, a 55 años de que saliera el último DB5 de la línea de producción de Newport Pagnell, la fábrica vuelva a ver actividad, ya que producirá una cantidad muy limitada de DB5 que incluso vendrá equipado con algunos artilugios como los que usaba el espía en su auto.

¿Querés saber cuáles? Anotá: bomba de humo trasera, “mancha de aceite”, patente giratoria, doble ametralladora delantera (simulada), cortaneumaticos (también de utilería) y vidrio de pasajero removible. Adentro siguen los chiches: radar, botones en el selector, espacio para guardado de armas bajo la butaca (!) y un control remoto para manejar todos los trucos del auto. Todo, bajo la atenta mirada del supervisor de efectos especiales de las películas, Chris Corbould.

El programa que “revive” autos nació en 2017, con el DB4 GT Continuation. Se trata de una tirada tan exclusiva que cada uno de los 25 DB5 costará más de 2,75 millones de libras esterlinas.

El proceso de fabricación, que demora unas 4.500 horas por auto, se lleva a cabo en una planta que mezcla la artesanía que le imprimió el fundador de la marca Sir David Brown en los inicios con los modernos procesos de hoy en día.

El color para todos será el mismo: Silver Birch, tal cual el original, y el chasis un mix de aluminio y acero. Bajo el capot, un 4.0 aspirado de seis cilindros en línea y tres carburadores que desarrolla 290 CV en total. Acompaña una caja manual de 5 marchas que “tira” la potencia al eje trasero.

Si estás pensando en hacerte de uno te contamos una de los puntos negativos: no tiene dirección asistida. Pero la buena es que esperan estar entregándolos durante el segundo semestre de 2020 y siempre agitados, no batidos.