El sedán recibió una actualización estética -pequeña pero bien marcada- y de equipamiento, pero lo más novedoso pasa por la incorporación a la gama de una variante shooting brake, es decir, una silueta rural.

Por las fotos se puede identificar claramente que el sector frontal es el que recibe buena parte de los nuevos diseños: incorporó una tira de LED que “une” ambas ópticas delanteras y retocó paragolpes y tomas de aire para darle un look más deportivo.

Definitivamente la mayor novedad es la aparición de una variante rural, una silueta que los argentinos siempre miramos con nostalgia. Su capacidad de carga lógicamente aumenta hasta los 1.630 litros con los asientos traseros rebatidos, un plus de carga de 75 litros respecto del sedán en la misma situación.

Estéticamente, a juicio de auto test, la variante está muy bien resuelta. El nuevo volumen muestra bastante continuidad con las líneas del sedán aunque eso puede ser algo positivo para algunos y quizás demasiado conservador para otros.

Adentro también hay novedades. Además de adoptar el nuevo logo de Volkswagen se retocaron ciertos sectores como la climatización, que ahora adopta controles “touch” como algunos de sus primos de Audi.

En términos de equipamiento suma Travel Assist, que le brinda un nivel de conducción semiautónomo entre 0 y 210 km/h, con funciones de control de velocidad crucero adaptativo, ángulo muerto y un nuevo modo de cámara de retroceso que amplía el ángulo de visión de 90 a 170 grados.

En cuanto a la gama de motores también hay novedades. Se suma a la gama una nueva opción híbrida plug in de 215 CV combinados. ¿Llegará Arteon alguna vez a nuestro país? Difícil, pero todo depende del siempre cambiante marco económico de nuestro país. La filial argentina lo tiene bien catalogado.