San Valentín: la infidelidad que terminó siendo el emblema de una marca de autos
El romance entre un político y su secretaria fue la inspiración para uno de los símbolos más reconocidos de la industria automotriz: ¿quién fue La Dama Alada de Rolls Royce y cómo llegó ahí?
Los hay de todas formas, tipo y color. Los logos y escudos de las marcas de autos cuentan su propia historia, enarbolan sus colores, chapean su linaje o exhiben orgullosos algún aspecto de su ciudad natal. Pero hay uno que probablemente desconocías y tiene su origen en una historia de amor paralelo.
El 6 de febrero de 1911, hace 111 años, Rolls Royce registró a su nombre el “Spirit of Ecstasy” o, en criollo, la famosa mujer alada, emblema y mascarón de proa de sus autos durante más de un siglo. Para el último aniversario, Rolls Royce le encomendó a su equipo de diseño retocar la mítica figura alada para, además de aggiornarla, mejorar su coeficiente aerodinámico, aspecto clave para los autos electrificados por venir como el Spectre.
Como no podía ser de otra manera, la gacetilla de la marca británica destila pomposidad y se deshace en detalles técnicos, como el mejorado coeficiente aerodinámico que alcanzó su equipo tras ¡830! horas de trabajo entre bocetos y túnel de viento. Pero, ¿quién es la misteriosa figura?
«Eleanor»: el origen
John Walter Edward Douglas-Scott-Montagu, segundo Baron Montagu de Beaulieu era, además de una persona con un nombre increíblemente largo y cliente de la marca, el fundador y director de una publicación denominada The Car Illustrated, algo así como la primera auto test británica. Nacido y criado en la alta alcurnia, el Barón Montagu le pidió a su amigo escultor Charles Sykes una figura para poner en el radiador de su flamante Rolls Royce Ghost, en 1909.
Las musas fueron cada una de las nueve deidades que protegían las ciencias y las artes liberales en la mitología griega. Y justamente por eso, el término “musa” está relacionado a la fuerza femenina de inspiración para un artista.
Sykes, artista graduado del Royal College of Art londinense automáticamente supo quién iba a ser la musa para el auto de su amigo: Eleanor Velasco Thornton, la secretaria del Barón en la revista….y su amante. Huelga destacar que Montagu estaba casado hacía 20 años (enlazó en 1889) con Lady Cecil Kerr.
Como un ¿guiño? a esta situación, los primeros bocetos de Sykes mostraban a una figura con el dedo índice en su boca, haciendo una referencia a la pasión prohibida: así nació “The Whisper” (“El Susurro”), precursora de lo que hoy se conoce como «Eleanor» o “Spirit of Ecstasy”.
Finalmente, para evitar que otros clientes mandaran a hacer sus propias figuras para el radiador, la escultura de Sykes fue oficializada por Rolls Royce. La marca de Charles Rolls (falleció en un accidente aéreo antes de conocer el trabajo final) y Henry Royce (no era fan de estas figuras y la desconoció) recientemente recogió el guante de la historia “controversial y de drama humano” y describe la figura como “una adición exclusiva que encapsuló la búsqueda de libertad personal y de la conformidad”: más descriptivo y paradójico, imposible.
Ah, y un datito: fue opcional durante los primeros años y, para regocijo de Royce, apenas el 40% de los 20.000 clientes que compraron un “R+R” optaron por ponerla en la trompa de su auto porque decían que entorpecía la visión o por ejemplo en Suiza, como era ilegal, se entregaba en la guantera, no colocada. Con el tiempo, y tras la popularidad ganada por la estatua, el 60% restante de esa flota pasó por Rolls Royce para equiparla.
¿Cómo terminó todo? Mal. En 1915 Montagu y Thornton viajaban a la India en un barco que fue atacado por un submarino alemán en el contexto de la Primera Guerra Mundial. El barco se hundió y sólo el Barón pudo salvarse, signando una historia que, cuanto menos, marcó el punto de partida para uno de los símbolos más reconocibles de la industria de los autos por más de 100 años.
Periodista, egresado de DeporTEA en 2007. Ese mismo año ingresó a Motorpress Argentina para escribir en la web Auto Plus Digital y en 2009 pasó a escribir y probar autos para la edición impresa. Desde 2018 redacta y prueba para auto test web y papel y representa al medio en salones internacionales, eventos y lanzamientos de la industria automotriz a nivel nacional y regional.
Fanático del WRC, fue bastante ciclotímico con sus autos: primero tuvo un Suzuki Swift GTI, pasó por un Citroen Saxo, volvióa las siglas prometidas en un Seat Ibiza GTi y recaló en dos Peugeot 206 (uno francés y otro nacional) hasta que pudo cumplir el sueño de su vida de tener un Subaru Impreza turbo «azul con llantas doradas, como tiene que ser un Impreza».