Ford Orion 1.6: los 22 récords sudamericanos que registró el sedán hace 27 años

Cinco años más tarde de haber establecido por primera vez 17 récord sudamericano con Fiat Duna SCV en el circuito de Rafaela, decidimos que era momento de mejorar esos registros y Ford aceptó el desafío y corrió los riesgos con su nuevo modelo Orion.

Con el mismo equipo de conductores/pilotos, salvo algún reemplazo, encaramos la tarea de superar esos registros y sumar cinco marcas llegando a los 22 récords sujetos al reglamento internacional de la FIA artículo 199 Anexo B. Debíamos superar al cabo de 25.000 km ininterrumpidos el promedio final de 146,4 km/h con los Duna. En octubre de 1994 encaramos el operativo con la convicción de que era posible mejorar ese registro.

Con dos unidades cedidas alistadas por Ford (en ese momento Autolatina) y cumpliendo las normas que indicaba el reglamento internacional de Récords de la FIA (Federación Internacional del Automóvil con sede en París) la fiscalización estuvo a cargo de la CDA del Automóvil Club Argentino, delegado de la FIA en el país enviando cuatro cronometristas oficiales y un Comisario Técnico.

El reglamento indicaba que los autos debían ser absolutamente standard así como los neumáticos en medida y especificaciones de serie, permitiendo modificar la dureza de suspensiones sin modificar los anclajes originales, a su vez obligaba a equiparlos con jaula de competición, butacas y cinturones de cinco puntos en el puesto del conductor y estaba contemplada la instalación de radio VHF entre los autos y boxes además a de corte de corriente externa, luces de identificación nocturna y equipo automático de funcionamiento contra incendio. Los ocho conductores (cuatro por auto) fueron Jorge Maggi, Guillermo Williner, Mariano Maggi, Gustavo Funes, Horacio Maglione, Mono Pisani, Hugo Mazzini y quien esto escribe.

Los dos Orion tenían motor 1.6 de 80 CV, si bien existían versiones de mayor cilindrada y potencia, la terminal decidió alistar dos unidades de esa cilindrada y potencia porque consideraba que por ser el modelo de entrada de gama (recién presentado) también sería el más popular. A mediados de octubre encaramos el operativo, ya no había retorno. El circuito rafaelino –mal llamado óvalo- cuenta con dos curvones peraltados de unos 700 metros de desarrollo cada uno y dos largas rectas sumando una longitud total de más de 4,6 kilómetros.

En autos de este tipo con velocidades tope del orden de los 170 km/h todo el recorrido se cubre en quinta a fondo pero por la fuerza centrífuga o G, perdían algo de velocidad en los curvones.  Apenas comenzamos los primeros cuatro récords nos demostraron que íbamos por buen camino. Cumplida la primera hora con partida detenida el promedio estaba en el orden de los 162 km/h. A los 500 km comenzó a descender debido a las detenciones para cargar combustible por medio de un surtidor convencional (así lo indica el reglamento) y chequeos del equipo de mecánicos de Ford.

A las 24 horas el promedio era de 159,5 km/h y a los 10.000 km de 155,4 km/h. A esa altura estábamos seguros que marcaríamos un nuevo récord sudamericano ya que llevábamos mucha ventaja sobre el establecido por los Fiat Duna años atrás. Cumplidas las 10.000 Millas (unos 16.000 km y el récord número 21) el promedio bajaría aún más. Algunos problemas surgidos por la temperatura del motor (los insectos por el calor reinante invadieron el circuito y tapaban los radiadores) nos obligaron a detenciones no previstas. A esa altura, faltando menos de 9.000 km ya comenzábamos  a pensar en que no valía la pena seguir exigiendo al máximo los Orion.

Bajar el ritmo en 3 o 4 segundos por vuelta significaba castigar menos los neumáticos ya que el delantero derecho (girábamos en contra de las agujas del reloj), era el que más sufría y si se deterioraba en demasía el final cantado era “besar” el guardrail por un imprevisto reventón con consecuencias imaginables. El último centenar de vueltas fueron estresantes, quien iba al volante comenzaba escuchar extraños sonidos provenientes del motor, de la transmisión o lo que sea y lo comunicaba por radio pero a esa altura lo importante era llegar con los dos Orion y cumplir con el cometido. Con ritmo regular fuimos acortando distancias hasta el esperado final. Con un tiempo de 162h/04m/37s/823 milésimas cubrimos los 25.000 km a un promedio de 154,270 km/h. Habíamos batido el récord con un promedio superior en 8 km/h y en menos de 7 horas con respecto al anterior.

Cierro con dos datos anecdóticos. 1) Aunque no lo crean tuvimos varios días con público en las tribunas de la recta principal. Un domingo a la tarde contamos hasta ¡32 personas!. 2) Pero lo mejor fue la definición de la mujer de Petete Funes, uno de los pilotos. Cierto día apareció por los boxes y después de un rato ya aburrida de ver pasar decenas de veces a los dos Orion comentó muy suelta de cuerpo: “Ustedes no tiene cura…hacer 25.000 kilómetros para no ir a ninguna parte”.

Habíamos girado más de 5.400 veces al circuito rafaelino. La mujer de Petete, desde su razonamiento femenino, tenía razón…

Carlos Figueras

En abril de 1966 ingresó a Editorial Abril como integrante del equipo periodístico de Corsa, revista especializada en el automovilismo deportivo. Dieciocho años más tarde pasó a ser editor de la revista Parabrisas en su relanzamiento hasta que en 1990 se retira y se transforma en uno de los fundadores de la revista Auto Test. Falleció el 4 de mayo de 2022, dejando un legado imborrable en la industria automotriz.

Cumplió más de 50 años de actividad en el periodismo especializado a lo que suma una breve carrera deportiva al volante de distintas marcas en la categoría Turismo además de haber recorrido cientos de miles de kilómetros por caminos de Argentina.