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El increíble choque con un Peugeot 404: adiós leyes de la física

El Colorado Figueras nos cuenta la historia que lo llevó a terminar adentro de una casa con un Peugeot 404, en el Gran Premio de Turismo 1967.

Junto a dos compañeros y un fotógrafo me encontraba cubriendo el GP de Turismo de 1967. El año anterior, cuando habíamos corrido con el Isard 700, Diego Riera nos había dado una mano en el armado del auto. En esta ocasión corría con un Peugeot 404 y había logrado ubicarse entre los diez primeros al finalizar la etapa a Catamarca. En esa época el ACA, organizador de la prueba, había estipulado premios en efectivo para los mejor ubicados al finalizar el GP y a Diego la plata no le sobraba, por lo tanto faltando dos etapas para la llegada y si mantenía esa posición se llevaba una interesante suma de dinero.

PEUGEOT 404

Pero las cosas se le complicarían, precisamente en Catamarca. Su acompañante era menor de 21 años y no tenía permiso del padre para participar en el GP. Enterada su familia, hizo la denuncia y las autoridades del ACA le hicieron conocer la situación. Si no conseguía un reemplazante no podría largar la etapa siguiente a Alta Gracia. Por la tarde del día de descanso me vino a ver al hotel.

-Colorado, ¿tenés la licencia al día?

Le contesté afirmativamente y debido a la amistad que teníamos no me podía negar. Al día siguiente largamos la quinta etapa y pasamos un par de autos de la categoría lo que nos aseguraba trepar un par de puestos en la clasificación. Dejamos atrás la Cuesta del Portezuelo, las largas rectas de Santiago del Estero, Cruz del Eje, La Cumbre y al cruzar La Falda por la calle principal se transitaba a alta velocidad hasta llegar sobre el final a  una curva “ciega” amplia a la derecha con una lomada que no permitía ver la salida. Ante la sorpresa de Diego –y la mía- en la última parte del desarrollo del asfalto se enroscada, por lo tanto si se entraba demasiado rápido la cosa se complicaba a la salida. Y así fue, entramos a unos 150 km/h velocidad que la física indicaba que no era la adecuada para superar la curva en el tramo final.

Por supuesto, seguimos de largo, ya era tarde para cualquier maniobra salvadora. Como la ruta en ese lugar estaba elevada pasamos por el medio del follaje de un árbol y el paso siguiente fue dar de lleno contra la pared de una casa destruyendo la trompa del 404… y la pared. Pero lo más tragicómico sucedió unos segundos después mientras bajábamos del auto cubiertos de polvo de ladrillo cuando apareció un señor corriendo y agarrándose la cabeza y a los gritos.

– ¡No puede ser!… ¡Otra vez!

El propio dueño de la casa y ya superado el shock que nos produjo el choque frontal, nos explicó que en el GP del año anterior un Fiat 1500 se había ido a afuera en la misma curva y había aterrizado en el techo de su casa quedando con la trompa adentro del comedor.

El destino le había jugado dos malas pasadas en apenas un año.

Por Carlos F. Figueras