Citroën e-Mehari: equipamiento y conclusiones
La experiencia de conducir al e-Mehari por Francia va llegando a su fin, y solo restan casi 80 kilómetros para llegar a París.
Beauvais es una ciudad que algunos deben conocer. Es que allí se encuentra un aeropuerto alternativo a Charles de Gaulle, utilizado frecuentemente por las aerolíneas low cost.
Claro que quizás ninguno se tomó el tiempo de recorrerla. Pero para eso estuvimos nosotros, y el Citroën e-Mehari.
El principal atractivo de la ciudad es la Catedral San Pedro, la cual comenzó a ser construida en 1255, y que insólitamente está inconclusa.
Lo curioso además de este dato, es que la gente que le tomaba fotos a la construcción de estilo gótico también giraban sus cabezas al ver pasar al e-Mehari. Es todo un exótico dentro del parque automotor, con un diseño super personal, algo que no abunda en tiempos de los «family feeling», vitales para mantener sana la salud financiera de una automotriz.
Por fuera, completo diciendo que tiene un largo de 3,80 metros, y se apoya sobre unos neumáticos (de adecuado perfil) Michelin CrossClimate (mixtos) 185/65 R15, con un juego de llantas oscurecidas.
Ya dijimos que no abunda el equipamiento de confort, pero bien vale remarcar qué trae en ese sentido. Carece de equipo de radio, y en su lugar se ubica un pequeño equipo Parrot que apenas puede vincular el smartphone via Bluetooth.
La computadora de a bordo es sencilla, y está ubicada en la parte superior de la consola. Cuenta con monitoreo de presión de neumáticos (la unidad prestada siempre marcó que tenía desinflada la rueda trasera derecha pero estaba con la presión adecuada), velocímetro digital, temperatura exterior y Trip A.
No trae cámara de visión trasera ni sensores atrás, comandos en el volante, ni guantera. El baúl (de doble hoja) tiene una capacidad de 200 litros, muy baja, y allí apenas entró mi valija mediana y un pequeño bolso de mano.
Debajo del mismo, existe un depósito de seguridad, con 78 litros extra se capacidad y desbloqueable solo una vez que hayamos pasado la tarjeta por el parabrisas. Allí es bueno guardar los cables de la unidad.
Una de las novedades más importantes con respecto al modelo anterior es el agregado de airbags. Ahora equipa cuatro (dos adelante y dos laterales), y también trae ganchos Isofix. Ya que estamos en la zona posterior, solo dos adultos que no superen el 1.80 metros entrarán cómodos allí, dado que los 2,43 metros de distancia entre ejes no son muy generosos.
En tanto, ambas butacas delanteras son regulables en altura, y no me tomó mucho tiempo encontrar la posición de manejo ideal gracias a una columna de dirección de doble reglaje. Un aviso para los que le gustan manejar bien «de abajo»: la posición de manejo es alta.
Ya caía la tarde y era hora de regresar la unidad a la fábrica de Poissy. Como conclusión, puedo decir que creo que el e-Mehari se encontrará a gusto en una ciudad cercana o a orillas del mar, para realizar una escapada con amigos de vez en cuando.
No es una opción para ser el único auto de la casa, quizás tampoco el segundo. Integra el «club de los caprichos», los cuales no suelen ser baratos, claro. En Francia, el e-Mehari tiene un precio de 25.500 euros, lo mismo que el novísimo Citroën C5 Aircross.
Lo dije tras subirme al Nissan Leaf en España y lo corroboro con el e-Mehari en Francia: aun le falta mucho camino por recorrer a los eléctricos para tentar al usuario. Si bien cuentan con beneficios impositivos, recargas gratuitas (todas las veces que lo recargué no tuve que poner ni un céntimo de euro), o pueden circular en ciudades grandes cuando otros lo tienen prohibido, le quedan algunos casilleros por completar en el formulario del «0km idóneo». La autonomía es un punto en contra, como también el tiempo de recarga.
Lo que sí me gustó del e-Mehari es su concepto. Por fuera, carrocería de plástico resistente a golpes pequeños y tapizados que aguantan inclusive un «manguerazo» rápido que saque toda la arena tras un día de playa. A eso le sumamos un techo desmontable y potencia justa para ir seguro en la ruta. El que pueda pagarlo, seguro se divertirá.