Autos eléctricos: ¿son el verdadero futuro?
Análisis de por qué creemos que los autos a combustión interna todavía tienen futuro asegurado
Que el mundo del automóvil avanza hacia la movilidad eléctrica ya es un hecho. Las normas establecidas por los países más desarrollados y preocupados por mejorar el medio ambiente le han puesto fecha de vencimiento a los motores de combustión interna.
Dentro de este marco establecido por la UE aparecieron algunos disidentes: Ferrari y Lamborghini fueron los primeros utilizando el argumento –válido o no– de que los autos superdeportivos por su esencia y de acuerdo al limitado nicho a la que se dirigen no aceptarían autos de ese tipo con motores eléctricos y poco perjudicarían la contaminación.
Hace unos días se sumaron BMW y Toyota que si bien ambos fabrican autos eléctricos advirtieron sobre las consecuencias sociales que traería esa resolución. Se perderían más de cinco millones de puestos de trabajo en las áreas de motores, transmisiones, etc. Por otra parte se preguntan si estará disponible una infraestructura adecuada para la carga de las baterías. Ambas empresas están de acuerdo en que el hidrógeno es una alternativa a la electricidad almacenándolo en pilas de combustible inyectado en forma directa a un motor convencional e irónicamente aseguran que lo que saldrá del escape será vapor de agua. Ambas empresas aseguran que están a favor de un medio ambiente más sano pero recalcan: “que no sea peor el remedio que la enfermedad”.
Hace unas semanas en Estados Unidos un propietario de un Telsa modelo 2019 tuvo un inconveniente insalvable con la batería de su auto. Concurrió al service oficial y le informaron que remplazarla le costaría 22.500 dólares valor equivalente a su auto usado. Pero como en todos lados, siempre existe alguien que se da maña y mediante un cambio de las placas solucionó el problema y le facturó “solo” 5.000.
Todo esto viene a cuento de la brevísima experiencia vivida al volante del Audi RS e-Tron GT cuya nota se encuentra en esta edición de octubre. Realmente impresiona por su poder de aceleración que considero que se ve potenciada por el silencio absoluto y por la falta de cambios de marcha. Es como estar adentro en una cápsula espacial en la que lo único que hay que hacer es acelerar y frenar pero todo en el más absoluto e irritable silencio.
Puede que se trate, en mi caso, de un tema generacional pero manejar un auto deportivo con más de 600 caballos sin vivir esa sensación que entrega a nuestros oídos y humanidad el motor de una Ferrari girando a 8.500 vueltas entre cambios, no tiene comparación posible. A los autos eléctricos les falta algo fundamental: ALMA.
En abril de 1966 ingresó a Editorial Abril como integrante del equipo periodístico de Corsa, revista especializada en el automovilismo deportivo. Dieciocho años más tarde pasó a ser editor de la revista Parabrisas en su relanzamiento hasta que en 1990 se retira y se transforma en uno de los fundadores de la revista Auto Test. Falleció el 4 de mayo de 2022, dejando un legado imborrable en la industria automotriz.
Cumplió más de 50 años de actividad en el periodismo especializado a lo que suma una breve carrera deportiva al volante de distintas marcas en la categoría Turismo además de haber recorrido cientos de miles de kilómetros por caminos de Argentina.