Autopistas de Alemania: ¿es verdad que no hay límite de velocidad?
Se trata de un tema bastante recurrente y hoy lo analizamos más de cerca. ¿De qué manera impactarán las exigentes normas antipolución?
Por experiencia propia creo que existe un erróneo concepto acerca de las velocidades máximas permitidas en Alemania, especialmente en las impecables autopistas (autobahns) en las que no existen cabinas de peaje porque el Estado se encargó de construirlas mediante los impuestos que les cobró y cobra a sus ciudadanos.
La primera autobahn fue inaugurada en 1932 y unía Köln con Bonn, hoy la red supera los 13.000 kilómetros de este tipo de rutas con tres o cuatro carriles por mano. Es común ver en distintas redes sociales videos de autos superdeportivos que superan los 300 km/h en esas vías de circulación. Pero el error es suponer que en todas las autopistas la velocidad es libre. Y no es así.
En las horas pico de circulación los carteles indicadores luminosos anuncian topes de 130 km/h y a veces menos debido a la mayor densidad del tránsito. Es cierto de que hay muchos tramos con velocidad libre -excepto en horas nocturnas- y puedo asegurar que los control son estrictos y la “Polizei” anda en Porsche 911 como para que nadie intente darse a la fuga.
Sin embargo, extrañamente y mediante distintos argumentos, Alemania no adhirió en su momento a la normas europeas de tránsito en las que la gran mayoría de los países implementaron una velocidad máxima de 130 km/h en autopistas y 100 o 90 km/h en rutas secundarias.
Las nuevas generaciones que agitan –con absoluta razón- las banderas de la ecología junto a los partidos políticos de esa tendencia están ejerciendo una gran presión para que Alemania adhiera a los límites de velocidad comunes al resto de Europa. Es verdad que un auto que circula a más de 200 km/h está contaminando mucho más que uno que lo hace a 130 km/h pero no es menos cierto que un auto a combustión interna naftero o diésel detenido en un semáforo con el motor regulando produce efectos similares en las grandes urbes.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) advirtió que bajando los límites de velocidad habría menos accidentes. Sin embargo, en el caso de Alemania no fue así. Me comentaba hace unos años un amigo residente en Munich que durante un tiempo se había sugerido a los conductores circular a no más de 130 km/h y una gran mayoría cumplió el requisito. “¿Sabés que pasó?…hubo un porcentaje más elevado de accidentes porque acá están todos acostumbrados desde jóvenes a circular mucho más rápido y a 130 km/h manejaban demasiado relajados o distraídos reaccionando tardíamente ante un incidente”.
Los defensores de la velocidad libre están convencidos que se trata de un tema político y no tan necesario ni urgente como parece. Se preguntan: ¿si se trata de contaminación, los autos híbridos o eléctricos podrán circular a mayor velocidad que el resto? ¿Qué harán con los deshechos que producirán problemas en los humanos cuando las baterías en desuso hayan cumplido su ciclo? ¿Por qué no se desarrollan en forma más eficiente los motores a hidrógeno como combustible alternativo y realmente ecológico?
Mientras tanto, la Unión Europea ha decidido que a partir de 2035 no se producirán ni podrán circular vehículos con propulsores de combustión interna derivados del petróleo. ¿Será así?
En abril de 1966 ingresó a Editorial Abril como integrante del equipo periodístico de Corsa, revista especializada en el automovilismo deportivo. Dieciocho años más tarde pasó a ser editor de la revista Parabrisas en su relanzamiento hasta que en 1990 se retira y se transforma en uno de los fundadores de la revista Auto Test. Falleció el 4 de mayo de 2022, dejando un legado imborrable en la industria automotriz.
Cumplió más de 50 años de actividad en el periodismo especializado a lo que suma una breve carrera deportiva al volante de distintas marcas en la categoría Turismo además de haber recorrido cientos de miles de kilómetros por caminos de Argentina.