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Chevrolet Trailblazer o Toyota SW4: ¿qué motor empuja más?

Las primas pick ups se renovaron y era cuestión de tiempo para que las variantes SUV de siete asientos aprieten F5. Te contamos todos los aspectos de estos semiómnibus que arrancan con 200 CV, equipamiento full, ADAS y tracción 4x4.

Motor y transmisión

A priori, agarrando la ficha, parece que todo se mantuvo sin mayores novedades en sendas motorizaciones. Pero sí las hubo y te vamos a contar todo lo que cambió bajo el capot. Chevrolet mantiene la tesitura de tener un solo motor para la gama (algo lógico teniendo en cuenta que hay una sola versión de “Trail” aunque en S10 sí la atraviesa integralmente) mientras que la SW4 hace lo mismo con las tres variantes que comercializa en el país.

CHEVROLET TRAILBLAZER O TOYOTA SW4

La de Detroit lleva en sus entrañas el 2.8 que según Chevrolet se mantiene en 200 CV, aunque la realidad es que sumó una nueva turbina más una actualización de software que se traduce en “aceleraciones más progresivas” y “reducen el jet lag”. Nuestra sensación es que, justamente, la Trailblazer (y la S10, con esta nueva fórmula) tiene una vehemencia importante. Además, saca una ventaja en la entrega de par por lo menos en esta dicotomía, cuyo máximo es de 500 Nm.

La caja sí se mantuvo sin novedades, es una automática de seis velocidades que relaja al motor en ruta y que cuando se la apura no tiene la misma reacción que el motor, aunque, claro está, difícilmente se le dé un uso como el que le dimos nosotros para poner a prueba las novedades mecánicas.

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Por su parte, la japonesa apeló al bloque 1GD de 2,8 litros pero que, al igual que en Hilux, aumentó su potencia de 177 a 204 CV implicando un boost de 15% mientras que las versiones automáticas llegan hasta los 500 Nm de torque a diferencia de las manuales que se quedan en 420 pero, según la marca, en un rango mayor de revoluciones, que ahora es entre 1.400 y 3.400 rpm (antes 2.600).

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Adentro del 1GD hubo mucho trabajo: se incorporó un turbo más grande (las aspas de la turbina son un 25 % mayores), se mejoró la eficiencia térmica, la fricción entre los materiales y también se optimizó la refrigeración.

“Nuestra” Toyota era con caja manual de seis, con un selector de recorridos largos e imprecisos y con una reversa que hay que encontrarle la vuelta. Al igual que Hilux, contaba con el iMT que, en caso de rebajes, “peina” automáticamente el acelerador para que la velocidad entre mejor. La sexta marcha, como corresponde, también hace que el motor gire más despacio (2.100 a 130 km/h) para mejorar los consumos.

Comportamiento y prestaciones

Los cambios y la ficha te la dicen todos, pero nosotros las pusimos a prueba como hacemos desde hace 30 años. Con las nuevas aspas y la recalibración, la SW4 mejoró casi todas sus cifras de aceleración. El cero a cien lo realiza un segundo más rápido (10,9), la recuperación en cuarta marcha le tomó 2 décimas más y el kilómetro lo bajó siete décimas.

El impacto en los consumos es relativo. A velocidades constantes mejoró drásticamente pero en ciudad el peso extra y su porte en general le pasó factura, con más de 12 litros cada cien contra los 11 que consumía antes.

Hacía rato que no manejábamos la Trailblazer. Por diferentes motivos no nos subimos en este último tiempo, con lo cual no hubo manera de contrastar las cifras. Con el nuevo motor superó por una décima al registro de la SW4 y mejoró la recuperación (en Drive). A la hora de los consumos, un poquito mayores a los de la Toyota, en promedio, 1 litro arriba. En lo que respecta a la autonomía, la SW4 cuenta con 4 litros más (80 en total) en su tanque de combustible que puede implicar un extra de autonomía y eso siempre es bienvenido.

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A la hora del comportamiento, la gran diferencia de ambas es que el eje trasero no está “sostenido” por elásticos sino que hacen uso de un esquema semindependiente con barra estabilizadora que les permite ser más “auto” que “camioneta”. Con esto nos referimos lógicamente a que se separa del eje trasero saltarín que pueden tener las pick ups, de quienes derivan, descargadas. En ciudad son vehículos que, en función de su tamaño pueden ser más toscos que el promedio, pero también robustos, con lo cual atravesarán pozos y cunetas sin mayores inconvenientes.

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Fuera del asfalto se sienten muy cómodas, como podés ver en las fotos. La SW4 saca una distancia importante con el bloqueo de diferencial, que estira un poco más el límite de hasta dónde pueden llegar. Claro que de todos modos, de ahí para abajo, con la 4×4 alta y baja vas a estar más que cubierto para alguna excursión con la familia a la arena o para atravesar un camino anegado o con barro. Ambas comparten la marca y el modelo del caucho (cada vez más común en el segmento) e incluso las medidas: 265/60 con llantas de 18 pulgadas, cada una con un diseño más deportivo (Trailblazer) y más elegante (SW4),  y un dibujo pensado, según el fabricante, para caminos mayormente pavimentados.

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Por último, las frenadas, muy mejorables: más de 46 metros para SW4 y 44 y medio para el producto de General Motors.

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