Las cifras millonarias de un F1: cuánto cuesta construir un auto de la máxima categoría
Fabricar un monoplaza de F1 es una de las hazañas más caras del automovilismo. Te contamos cuánto gastan las escuderías en construirlos.
En la F1, cada detalle tiene un precio descomunal. Un monoplaza es el resultado de infinidad de horas de ingeniería, y procesos de trabajo minucioso que en horas representa una máquina que roza la perfección.
Según estimaciones actualizadas para la temporada 2025, el costo de construir un monoplaza moderno ronda los 15 millones de dólares, aunque en equipos con mayores recursos puede superar los 20 millones. Esta cifra representa entre el 10 y el 15% del presupuesto total anual de una escudería top, considerando el límite financiero que en la actualidad rige en la categoría.
Lo concreto es que, detrás de estas cifras exorbitadas se esconde una ecuación tan compleja como el propio reglamento técnico. Fabricar un F1 implica ensamblar piezas únicas: desde la unidad de potencia híbrida hasta el chasis de fibra de carbono, todo se diseña a medida.
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¿Cuánto cuesta el motor de un F1?
El elemento más costoso del monoplaza es, sin discusión, su unidad de potencia híbrida. Esta maravilla mecánica y eléctrica -que incluye un motor V6 turbo de 1.6 litros junto a sistemas de recuperación de energía como el MGU-K y el MGU-H- puede costar entre 10 y 15 millones de dólares, y en algunos casos rozar los 18 millones.
Los fabricantes invierten años en investigación y desarrollo para lograr más de 1000 CV de potencia con una eficiencia térmica sin precedentes, lo que explica que hasta un 80% del costo total del coche provenga del tren motriz.
Claro que para tener el mejor motor se debe asumir riesgos financieros. Para ellos, los equipos fábrica, como Mercedes o Ferrari, saben que deben realizar un importante gasto al diseñar y evolucionar su propia tecnología, mientras los conjuntos clientes deben pagar cerca de 15 millones por temporada a cambio de las unidades de potencia suministradas.
Todo se rige a la filosofía de un equilibrio delicado: los grandes gastan más, pero también aprenden más, y esa ventaja se traduce en décimas de segundo vitales en pista.
Precio del chasis de un F1
Otro de los aspectos fundamentales de un F1 es el chasis. Actualmente, fabricados con fibra de carbono, esta estructura ultraligera es el esqueleto que le da forma al auto. Fabricarlo cuesta entre 1 y 2 millones de dólares, y cada equipo produce varios monocascos por temporada.
El proceso de construcción-capas de fibra curadas en autoclave, moldeadas con exactitud milimétrica- asegura la rigidez necesaria para soportar impactos a más de 300 km/h sin comprometer el peso ni la aerodinámica.
La inversión no termina allí. Los alerones, el piso y los difusores, también construidos en carbono, representan cientos de miles de dólares adicionales. Un alerón delantero puede superar los 120 mil dólares, y cada equipo gasta fortunas en túneles de viento y simulaciones computacionales para perfeccionar el flujo de aire.
A su vez, la caja de cambios -una pieza de ingeniería de titanio y fibra capaz de realizar cambios en milisegundos- cuesta alrededor de un millón de dólares, una suma similar a la de los sistemas electrónicos que controlan el coche y transmiten datos en tiempo real desde más de 300 sensores.
Incluso los componentes menores suman cifras impresionantes. Un volante de F1, repleto de diales, pantallas y botones, ronda los 50 mil dólares; el sistema de frenos de carbono puede costar más de 300 mil, y cada set de neumáticos Pirelli, cerca de tres mil. Nada es barato en un mundo donde la perfección se mide en centésimas.
¿Cuánto puede gastar una escudería de F1?
Desde 2021, la FIA impuso un límite presupuestario que cambió por completo el modo de fabricar autos de la máxima categoría. De los tiempos en que Ferrari o Mercedes podían gastar más de 400 millones de dólares anuales, se pasó a un techo financiero de 135 millones, vigente entre 2023 y 2025. Este tope no incluye sueldos de pilotos ni marketing, pero sí gran parte de los costos de desarrollo y construcción del coche.
Gracias a esta medida, la brecha entre escuderías grandes y pequeñas se redujo. Aun así, las diferencias persisten. Equipos como Red Bull o Mercedes aprovechan su infraestructura para fabricar internamente la mayoría de las piezas y optimizar recursos, mientras otros, como Williams o Haas, deben priorizar qué partes mejorar a lo largo del año. Por lo que, la clave actualmente ya no es gastar más, sino hacerlo mejor.
El límite financiero también dio origen a una cultura de creatividad forzada: ingenieros que buscan rendimiento en cada gramo, departamentos aerodinámicos que reinventan piezas dentro de lo permitido, y un sistema que premia la eficiencia por encima del derroche. En la F1 moderna, cada dólar cuenta tanto como cada milésima.
Los accidentes tienen su precio en la F1
Otro de los ítems que los equipos deben contemplar son los gastos por accidentes, piezas de repuesto y actualizaciones constantes. Un choque fuerte puede costar más de un millón de dólares en daños inmediatos. Sin embargo, detrás de esos números hay una lógica empresarial: el rendimiento se traduce en exposición, patrocinios y premios millonarios para los mejores del campeonato.
De cara a 2026, con la llegada de motores más sostenibles y mayor electrificación, los costos podrían volver a subir. La FIA busca equilibrar la innovación con la viabilidad económica, pero la naturaleza competitiva de la F1 garantiza que la inversión seguirá siendo colosal.
